Gabriel Sánchez Andraca
Los partidos políticos mexicanos, todos, parecen haber olvidado el principio que reza: “En política, no puede haber espacios vacíos”. Es decir, si no hay autoridad o esta no funciona, en una comunidad, municipio, estado o nación, ese vacío lo llenan rebeldes o delincuentes, como hemos visto en muchas regiones del país, donde los que controlan todo son los miembros del crimen organizado y las autoridades o son cómplices o son ignoradas por todos.
Todos los partidos políticos están obligados a lanzar como candidatos a los puestos de elección popular, a sus mejores cuadros, es decir, a sus mejores militantes que deben tener características especiales como sensibilidad política y social, conocimiento del área que van a representar o a gobernar e idea clara de los que el área que representarán o gobernarán requiere para su desarrollo, para su seguridad, para la educación de sus niños y jóvenes, etc.
No de ahora, sino desde hace muchos años, llegan al poder, en los municipios principalmente, personas sin ningún conocimiento administrativo, sin oficio político y sin vocación social y hacen barbaridades que en vez de ayudar a impulsar el progreso de sus habitantes, dan pasos atrás y a veces, hasta degradan su sistema de vida.
Los partidos políticos que triunfan en una elección, son responsables del buen o mal desempeño de gobernantes que salen de sus filas. Están obligados a acompañarlos en el periodo para el que fueron electos, para que gobiernen con honestidad y eficiencia. Eso le garantizaría al partido que cumpliera con esa obligación, triunfos posteriores y le daría prestigio ante la ciudadanía.
Pero los dirigentes partidistas, nunca o muy pocas veces hacen eso. Para ellos triunfar es su objetivo final y no vigilar y acompañar a sus correligionarios para hacer un buen gobierno en beneficio de la sociedad y del propio partido que representan.
El gobierno del estado, en un tiempo suplió esa deficiencia con la creación de un Centro Estatal de Estudios Municipales, que se encargaba de asesorar, orientar y capacitar a los alcaldes y regidores, así como a funcionarios de diversas áreas de los municipios poblanos, para que su trabajo además de honesto, fuera eficaz para el desarrollo de sus pueblos.
Ese centro, fue desaparecido por obra y gracia del gobierno de don Rafael Moreno Valle Rosas y ningún partido fue capaz de cubrir ese campo, cuando era su obligación hacerlo.
LOS PARTIDOS, todos sabemos, están pasando por una crisis terrible, crisis de identidad ideológica, de honestidad, de estructura, de organización y de unidad interna.
Si no pueden controlar internamente a sus afiliados, menos van a andar ocupándose de orientar, capacitar, enfilar a los ayuntamientos surgidos de sus filas, para que hagan un buen trabajo.
Pero como en política no puede haber espacios vacíos, ya está un sector de la iniciativa privada preparándose para llenar ese vacío.
Se trata de un Instituto Autónomo de Desarrollo Municipal, cuya misión será mejorar la vida municipal mediante la capacitación de sus gobiernos, al margen de ideologías políticas, de grupos políticos, etc. Eso dicen.
El anuncio lo hizo un dirigente de la Red Mexicana de Franquicias, don Miguel Ayón.
Eso estaría muy bien, pero al venir del sector privado, que generalmente sustenta una ideología conservadora y por experiencia se sabe que siempre busca su provecho, lo vemos por lo menos peligroso.
El sector privado tiene una misión específica, buscar el desarrollo de los pueblos, mediante el trabajo en el comercio o la industria, no inmiscuirse en asuntos de gobierno.
Vemos esto como cuando la Iglesia Católica a través del PAN, pretendía inmiscuirse en la educación pública y junto con los empresarios de Monterrey, pretendieron censurar los contenidos de los libros de texto, en los tiempos del presidente Adolfo López Mateos.
El gobierno estatal y los partidos políticos, deben estudiar esto con toda la seriedad necesaria para tomar alguna decisión.
Quiero enviar una muy cordial felicitación, desde este espacio, a mi amiga y colega Eva Virginia Castillo, más conocida como “Coca”.
Hace 23 años, lanzó a la circulación un semanario llamado “Siete Días”, que ahora se publica en forma digital. Sorteó todos los problemas que una empresa de este tipo tiene que sortear para mantenerse viva y los superó todos. Muchas felicidades a Coca y a todo el personal que colabora con ella. Hay que seguir adelante.