Pulso Político. El PRI, inicia su reconstrucción en Puebla

Gabriel Sánchez Andraca

 

El partido que gobernara al país casi todo el siglo XX, surgido de la Revolución Mexicana de 1910, que en el 2018 tuvo un derrumbe estrepitoso que lo colocó en el tercer lugar en votación, después de Morena y del PAN, su adversario ancestral, parece que ha despertado para iniciar su reconstrucción.

Por lo pronto, ya renovó a su comité municipal de Quecholac, que presiden María del Rosario Cancino como presidente del mencionado comité y Antonio Ibáñez, como secretario general. El diputado Adolfo Alatriste Cantú, es el delegado especial para ese municipio. Tienen la encomienda del dirigente estatal don Néstor Camarillo Medina, quien junto con la secretaria general del comité estatal, doña Isabel Merlo Talavera, presidieron el acto, de trabajar en unidad para recobrar al municipio ahora en manos de la oposición.

Estamos ya casi a mediados de año y para las elecciones del 2024, faltan poco más de dos años. El PRI ha dado el primer paso para la recomposición de su estructura, que durante décadas fue la mejor de todo el país y que se perdió desde el 2018.

EN EL TIEMPO QUE FALTA PARA LAS ELECCIONES federales y locales, los priistas poblanos deberán renovar casi doscientos comités municipales, pues hay 7 municipios con menos de mil habitantes y 12 con menos de dos mil, los que solo necesitarán a dos o tres activistas que se encarguen de instruir y movilizar a los ciudadanos interesados en participar.

Hay quienes dudan, y muchos priistas están entre ellos, que pueda lograrse la recuperación.

Los dirigentes no tienen una idea clara de como reorganizar y fortalecer al PRI. Muchos están decepcionados por su alianza con el PAN, como muchos panistas están decepcionados por la alianza de su partido con el PRD, un partido que consideran de izquierda y ahora con el PRI, su ancestral adversario político.

Los dirigentes partidistas parecen no entender que la situación de sus organizaciones es de desastre total: Reciben subsidios millonarios del Estado Mexicano, que no emplean adecuadamente para llevar a cabo labor partidista, para captar militantes, instruirlos en su ideología (que ya casi todos los partidos perdieron) preparar líderes locales con principios sólidos, con oficio político, con sensibilidad social. No, esos subsidios se dilapidan en compra de automóviles, como se denunció hace unos días, en pago de innecesarias asesorías, en digitalización de documentos y monitoreo de medios. Morena, el partido en el poder, que es el que más dinero recibe del gobierno, por la gran cantidad de votos obtenidos en el 2018, siendo su presidenta la señora Polenvsky, compró casas en cada una de las capitales de los estados del país, para ser sedes de los comités estatales que todavía no tenía. Para no verse tan mal ante la opinión pública, donó la mitad de sus “participaciones”, subsidio pues, para la compra de vacunas contra el covit.

El PRI, acostumbrado al derroche, pues en el siglo XX siempre estuvo en el poder, ahora se ve acotado y no sabe qué hacer con lo poco que recibe y lo gasta torpemente, porque no sabe vivir en la digna medianía y menos en la pobreza, como está en algunos estados.

Ahora se enfrentarán los partidos a una mayor escases de recursos, pues el proyecto de reforma política propone los subsidios partidistas solo para época de elecciones. Es decir, que en tiempos no electorales, tendrán que buscar recursos como lo hacía el PAN, con cuotas de sus militantes y aportaciones de sus simpatizantes ricos.

Como el PAN partido de derecha, defiende a los dueños del capital y procura que desde el gobierno se les proteja, tienen más posibilidades de medio resolver este punto de financiamiento.

Recordamos que Acción Nacional rechazó en los años sesenta, recibir subsidios del gobierno. Un tiempo después los aceptó y ahora los exige. Son los que han encarecido la actividad política. En Puebla los regidores y los diputados locales ganaban entre 7 y 8 mil pesos mensuales. Llegaron los primeros panistas y propusieron duplicar esos sueldos, porque ellos, “perderían dinero en sus empresas para servir al pueblo” y los priistas apoyaron con entusiasmo esa propuesta y así en los ayuntamientos del interior del estado, se pelean por cualquier puesto de elección popular y en épocas de designación de candidatos, se dividen. De ahí la formación de grupos de interés en todos los partidos. No son divisiones por cuestiones ideológicas o de programas de trabajo, son divisiones por intereses personales y de grupo.

Ojalá y el PRI siga con su trabajo de reorganizar su estructura. Sin ella no podrá recobrar ni el municipio de Quecholac.