Gabriel Sánchez Andraca
En forma desordenada y con desanimo entre la ciudadanía, se iniciaron las campañas políticas en Puebla, para renovar diputados federales (15) diputados locales (26) y ayuntamientos (217). La desorganización, la falta de disciplina interna y consecuentemente las divisiones de los partidos políticos, además de la pandemia del covid-19, son los responsables de esto.
Hemos venido diciendo del grave problema que representan los partidos políticos para el avance de la democracia. Tenemos en México, como en casi todo el mundo, un sistema democrático basado en los pluripartidismo, es decir, en la existencia de diferentes corrientes ideológicas agrupadas en partidos que para funcionar adecuadamente, deben tener sólida estructura, organización y unidad interna, pero es el caso, en nuestro país, que ninguno, ninguno repetimos, de los partidos existente tiene esas características.
Durante muchos años el Partido Revolucionario Institucional, cubrió cabalmente con las condiciones para ser un auténtico partido y por eso pudo sostenerse durante tantos años en el poder. Pero al finales de los ochenta, llegó el remolino del neoliberalismo encabezado por Carlos Salinas, y nos volvió política y económicamente un desastre.
Con los egresados de la universidad gringa de Harvard y de otras igualmente famosas instituciones de educación superior del vecino país del norte, la clase política local, nacionalista y revolucionaria, fue acotada a su mínimo nivel.
La única institución de educación superior mexicana que producía profesionales dignos de competir, así lo decidieron ellos mismos, con los harvarianos, era el ITAM (Instituto Tecnológico Autónomo de México) Los egresados de nuestras universidades, desde la UNAM para abajo, pasaron a segundo y tercer término, dentro de las estructuras de gobierno.
Los egresados de Harvard, eran los buenos, los que lo sabían todo y nos iban a llevar a pertenecer, como país, al primer mundo. Y empezaron a desmantelar todo lo que se había construido con trabajos, con muchos esfuerzos, empezando por desterrar del discursos oficial y del sistema educativo, las referencias históricas y la enseñanza de nuestra historia patria. Fuera todo lo que oliera a Revolución, a Zapata, a Pacho Villa, a Venustiano Carranza, Obregón, Calles y todos los demás.
Se borró lo relativo a la invasión estadounidense de 1847, a consecuencia de la cual perdimos la mitad de nuestro territorio. Los gringos iban a ser nuestros socios y nada que los pudiera molestar deberíamos hacer o pensar. En fin, había que olvidar nuestra historia, sobre todo la parte substancial de nuestro pasado indígena. Somos un país mestizo, pero debía prevalecer nuestra parte española y olvidarnos de la otra parte aunque por todos lados esa parte se hiciera presente.
De acuerdo a los tratos previos y secretos para la firma del TLC, deberíamos ser un país bipartidista, es decir, tener solo dos partidos políticos, como ellos, como los gringos: un republicano conservador y un demócrata, liberal. Ahí les falló, porque la izquierda ya tenía presencia y reconocimiento oficial y no hubo manera de prescindir de ella, eso se lograría con el tiempo y un ganchito, pensaron.
El problema fue que se inició con ese sistema neoliberal, la descomposición política, económica y social.
Para dar la apariencia de democracia, se entregó por un periodo de 12 años, el poder al partido conservador PAN y los panistas hicieron gobiernos trágicamente ineficientes y corruptos. El poder regresó otra vez al PRI, por un sexenio, pero todo estaba desecho al grado de que ese gobierno, el de Peña Nieto, a duras penas pudo continuar con la destrucción sistemática del país, lo que llevó a la población a un grado de descomposición social tan grande, que si no se le reconoce el aplastante triunfo a López Obrador, hubiera habido un estallido revolucionario violento de consecuencias inéditas. No hay que olvidar que durante el gobierno de Calderón, ingresaron al país cientos de miles de armas de alto poder, pues su secretario de seguridad nacional, García Luna, formaba parte de uno de los cárteles delincuenciales más poderosos de México.
Lo que representa pues, la 4-T, es el cambio de régimen. El desmantelamiento de la corrupción que implica terminar con la complicidad de los cárteles delincuenciales con los políticos corruptos, que ya tenían el control y la explotación de importantes regiones del territorio nacional.
Estas elecciones son importantes por eso, porque la ciudadanía puede expresar su apoyo o su rechazo a los cambios que se han dado.
A Morena le favorece la intención de voto que todas las encuestas le atribuyen, pero tiene sus puntos débiles: es un partido con todos los defectos de los viejos partidos políticos de nuestro país. No tiene organización por carecer de una sólida estructura partidista, no tiene unidad interna, en sus filas se han colado muchos oportunistas que van en pos del poder por el poder mismo y por los ingresos económicos que creen que podrán obtener. Es un partido que como todos los del país, carecen de una ideología sólida, de una militancia bien formada, con objetivo claros y contundentes.
La necesidad de que todos los partidos se recompongan, es no solo necesaria, sino urgente.
QUE CREE, QUE SALE A LA LUZ UNO DE LOS COMPROMISOS del morenovallismo para atraer la inversión extranjera que tanto le interesa a doña Genoveva Huerta, la dirigente estatal del PAN, que además la presume y aprovecha para golpear al gobierno. Resulta que el gobierno estatal tiene el compromiso de pagar el peaje de la autopista de Acajete a Perote, con el dinero de los impuestos, nada menos que a más de 4 mil trabajadores de la empresa Audi, armadora de autos de lujo establecida en el municipio de San José Chiapa.
Pero da la casualidad que desde los inicios de este mes, las tarjetas de pago en la caseta de la autopista de los trabajadores que las usan, no funcionaron y les informaron que era porque el gobierno estatal dejó de hacer los pagos correspondientes.
El dirigente sindical César Briones, pide que dialoguen el gobierno estatal y la gerencia de la empresa, para llegar a un acuerdo, pues los trabajadores se ven seriamente afectados, ya que tienen que tomar de emergencia la carretera federal a Acajete, lo que les representa un retraso de 80 minutos, además de que tienen que levantarse muy temprano, antes que el presidente de la república, para tomar el autobús a las 6 de la mañana para llegar a tiempo a su trabajo.
Doña Genoveva, dice que el gobierno estatal actual, ha dejado ir inversión extranjera y que en cambio, el primer gobierno panista, logró en ese aspecto importantes logros. Claro, pagaba la construcción de la planta, y hasta construía ciudades para los trabajadores dejando sin servicios esenciales a los pueblos de los alrededores que tuvieron que protestar airadamente, pues hasta les querían restar parte de su autoridad y en vez de municipios, convertirse como un club de amigos.