Gabriel Sánchez Andraca
Desde el inicio de la lucha interna en Morena, para la designación del candidato a la gubernatura del estado, pasando primero por la presidencia del comité coordinador de los grupos de defensa de la Cuarta Transformación, dos nombres se han escuchado fuertes en boca de morenistas, opositores del PRI, PAN y PRD, y ciudadanos en general, el del diputado federal y coordinador de la bancada de Morena, Ignacio Mier Velasco y el del senador Alejandro Armenta Mier, personajes que han venido realizando desde hace varios meses, los fines de semana, trabajos en todo el estado, reuniones con los diversos sectores, trabajos conjuntos con ciudadanos de diversas clases sociales, conferencias de prensa, etc. Las opiniones estaban dividas aunque todos estaban de acuerdo en que eran los morenistas mejor preparados para asumir la candidatura del partido guinda, pues ambos cuentan con una carrera política que los ha llevado a ocupar puestos partidistas, diputaciones locales, diputaciones federales, puestos administrativos municipales y estatales, en fin, lo que se dice políticos de carrera.
Además se les reconoce a ambos como personas con sensibilidad política y social.
POR ESO DESDE EL SABADO EN LA NOCHE, CUANDO se supo que en la cuarteta aprobada para participar en la encuesta, el Consejo Estatal de Morena, había eliminado a Armenta Mier y en su lugar estaba Julo Huerta, ex secretario de Gobernación del Estado y familiar cercano de Miguel Barbosa Huerta, estalló la sorpresa, el descontento y el desencanto. Las llamadas de políticos y aficionados o de ciudadanos interesados en el tema, preguntando qué había pasado, saturaron los teléfonos de comunicadores y políticos.
Entre el sábado en la noche y ayer domingo al medio día, hemos escuchado críticas al sistema empleado por Morena para designar candidatos, pues la gente lo encuentra muy confuso, muy enredado, poco entendible para el pueblo bueno y sabio que es el que va a decidir las cosas según nos han dicho.
PERO POR LO QUE DIJO EL MISMO SÁBADO EL dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, las cosas van bien y no son para alarmar a nadie. Armenta Mier, sigue en la pelea “en caso de conseguir números competitivos en un primer estudio de opinión, que el partido realizará con carácter exploratorio”.
Un amigo priista nos dijo ayer, que en la elección de los perfiles hecha el sábado, el que obtuvo la mayor votación, no fue Ignacio Mier sino Julio Huerta, lo que resulta increíble a todas luces, pues el señor licenciado Huerta, tiene una muy corta carrera política, es poco conocido por la ciudadanía, aunque se haya desempeñado bien en los meses que ocupó la secretaría de Gobernación del Estado. “Eso indica que todavía hay prácticas priistas en el manejo de la política nacional, que el PRI no se ha ido del todo, que está presente en los actos políticos de Morena y eso va a decepcionar a muchos”.
Un militante de Morena consideró que como lo pidió el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, Morena no va a explorar el terreno solo con cuatro aspirantes, sino con ocho y que surgirá otra cuarteta en la que se incluirá al presidente del Senado de la República.
ES NECESARIO QUE LOS DIRIGENTES DEL partido en el poder, conozcan la reacción de los diversos sectores de la población y tomen las medidas necesarias para no provocar decepciones, divisiones y enojos entre los ciudadanos en general y entre los miltantes de Morena en particular. Ni Ignacio Mier Velazco, ni Alejandro Armenta Mier, pueden ser eliminados de esta contienda: son los que tienen mayores simpatías, más trabajo con las bases de todo el estado, mejor carrera política, mejor desempeño en general en la vida pública del estado, no de ayer, sino de muchos años atrás.
EL GOBERNADOR SERGIO SALOMON CESPEDES, ha tenido consideraciones para los presidentes municipales. Empezó a asistir a los informes de algunos munícipes, ayer le tocó estar en Huaquechula y el día del aniversario de la Consumación de lndependencia trajo al presidente municipal de Teziutlán, como orador oficial del acto.
Ojalá no se equivoque y asista a actos de alcaldes desprestigiados ante la opinión pública, que los hay y no son pocos, pues ellos podrían aprovechar esa deferencia como aprobación a su conducta y se volverían insoportables para las poblaciones que gobiernan.