Victor de Regil
Con razón, arden algunos priístas, en estos días. Muchos de ellos se queman de indignación, luego de que su dirigente nacional Alejandro Alito Moreno Cárdenas vino a Puebla a ofrecerlos en barata, en coincidencia y como carne electoral al PAN y al alcalde capitalino Eduardo Rivera Pérez, para 2024.
El gusto por recibir al ex gobernador de Campeche, para la Asamblea Estatal del PRI, se ha venido convirtiendo en molestia, luego de que el también diputado federal destapó a un panista como candidato del tricolor a la gubernatura.
La premura con la que lo hizo indignó, pues faltan más de dos años para que llegue ese momento.
Ni Marko Cortés Mendoza, el presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PAN, se ha atrevido a tanto.
Pero la forma en que echó al basurero la identidad tricolor es la que enardeció. Se deben estar revolcando en sus tumbas los próceres priístas poblanos.
Nadie duda de que el PRI poblano está por los suelos. Pero no ahora, sino que se trata del resultado de la falta de rumbo desde que perdieron la gubernatura en 2010, luego de 80 años de priato en Puebla.
Y luego una larga cadena de malas decisiones, que sigue. Sin embargo, una plaza electoral yan importante no se debe ceder, con tanta antelación. Alito tiró la toalla en Puebla. Descartó a cualquier cuadro de su partido para la competencia. Puso ya en bandeja de plata el PRI, al servicio de Eduardo.
Jorge Estefan Chidiac, el coordinador de los diputados locales del PRI, salió a atajar este despropósito.
Hizo cuentas, y en resultados porcentuales en las urnas, dijo hay un nivel para reclamar un trato igualitario en la posible reedición de la alianza “Va por Puebla” (PRI, PAN y PRD).
Él mismo es serio aspirante a la candidatura a Casa Aguayo de su partido e incluso ya expresó públicamente que está listo para encabezar la candidatura del PRI en 2024.
Ciertamente, claro está, las cosas se le complican al cuatro veces ex diputado federal en caso de una alianza.
De igual forma, también un grupo, encabezado por Enrique Doger, que quieren la alianza con Morena y no con el PAN en 2024.
A ellos también les purgaron las declaraciones de su dirigente nacional.
Pero hay un elemento importantísimo, cuya información no se le comunicó, por lo visto, a Moreno Cárdenas.
Hay un sector de priístas, incluso del mismo grupo del dirigente estatal, Néstor Camarillo Medina, que se siente agraviado por Lalo.
Suponen que no les cumplió.
Algunos directamente con él, eso dicen, y otros con sus allegados, habían pactado posiciones en el ayuntamiento, que no se les concedieron.
Cuentan que Camarillo presume mucho el gran cargo de Silvia Tanús Osorio, como secretaria general.
Pero es en realidad un reconocimiento personal a la ex diputada local, por su experiencia y capacidad.
Porque ella, realmente, no es del grupo que dirige el PRI en Puebla o en el país. No le extrañe que los detractores de Alito salgan de nuevo a hacer críticas. Fuertes, acaloradas y, sobre todo, con toda la razón.