Victor De Regil
Mientras Lalo Rivera y sus amigos se sacaban sonrientes la foto con uno de los líderes del Cártel Inmobiliario, el futuro dirigente del PAN, Jorge Romero, en el ayuntamiento de Puebla pasaban de la preocupación al azoro y del recelo a la alarma ante la real dimensión del saqueo organizado de los últimos tres años.
La realidad es que poco a poco han ido saliendo del clóset todos los cadáveres. Y son tantos que, tras su generoso y moderado discurso inaugural, el presidente municipal, José Chedraui, tuvo que volver a alzar la voz y, en declaraciones a los medios de comunicación, confirmó la existencia de un hoyo financiero en el gobierno de la ciudad.
“Sí existe un hoyo financiero, ya lo dijimos, lo dijeron ellos, aunque desgraciadamente lo dijeron tarde y no estamos de acuerdo, no lo vamos a solapar. Es una situación delicada“, añadió.
Pero la realidad es que se trata de un auténtico socavón financiero, que incluso podría ser superior a los 680 millones de pesos reconocidos por el ex tesorero del gobierno panista Omar Coyopol.
Chedraui Budib sostuvo que él y su equipo recibieron lo último de la información relacionada con el proceso de entrega-recepción, por lo que se encuentran revisando minuciosamente todos los documentos para tener certeza sobre las finanzas y el monto real al que asciende el desfalco. “Vamos a esperar a tener un poquito más de certeza, los números varían entre 450 y 680 millones de pesos, que fue lo que nos comunicaron ellos, nosotros no tenemos la información y no me quiero adelantar”, aseveró.
Han pasado apenas unos días del cambio de administración y no dejan de aparecer evidencias del deplorable estado en que los panistas dejaron las finanzas del ayuntamiento capitalino.
Como muestra, hace unos días por ejemplo, se detectó un adeudo millonario (no reportado en ninguna de las reuniones de transición) con más de 20 talleres mecánicos de diversas agencias automotrices contratadas para otorgar servicio y mantenimiento a los vehículos oficiales. Hay pendientes hasta de servicios básicos como Telmex y la Comisión Federal de Electricidad, entre otros servicios.
Cada vez es más numerosa la fila de empresas, algunas de ellas muy serias, a las que les dejaron a deber uno o más pagos, a pesar de haber cumplido con los contratos al 100 por ciento.
Hay por lo menos cinco medios de comunicación a los que tampoco les liquidaron la difusión de las campañas de publicidad gubernamental. En especial la campaña con motivo del informe de gobierno de Adán Domínguez.
En muchas áreas no dejaron plumas, hojas, escáneres, computadoras. Los nuevos funcionarios, en todos los niveles, van de sorpresa en sorpresa, sin dar crédito al tamaño del saqueo. Una fuente enterada puntualmente del proceso de entrega-recepción señala que donde quiera que se revise, “algo malo sale, algo irregular brota”.
Los auditores no se están dando abasto para registrar todos los puntos oscuros de la pasada administración.
Se trata de un hoyo que se va haciendo más y más y más grande a medida que el nuevo gobierno municipal va revisando área por área, departamento por departamento, secretaría por secretaría.
Ya lo dijo el gobernador electo, Alejandro Armenta.
Y ya lo confirmó el alcalde José Chedraui Budib: “No habrá persecución, pero tampoco impunidad”.
Mientras tanto, que Eduardo Rivera y su camarilla sigan sacándose la foto, muy sonrientes, con el impresentable miembro del Cártel Inmobiliario, el más emblemático ejemplo de la corrupción en la Ciudad de México.
El mismo que quiere encabezar a la “oposición” en este país.