OLIVIA SESMA RASCÓN. De profesión psicóloga, se ha dedicado a la docencia, a la promotoría cultural y la lectura. Ha publicado: Atoyatl, Agua que se derrama… una historia compartida (Compiladora. Museo Comunitario. 2008); Mitos y Leyendas de la Región de Atoyac (Compiladora. Edit. «O» Casa de Cultura de Atoyac. 2010); Atoyac literario (Compiladora. Edit. «O» Casa de Cultura de Atoyac. 2010), Soles de media noche (Antología. 2014), Lloraré un río (Antología, 2015), Abrazando a Berbel (Antología. 2018), estos tres últimos de la editorial Unión Internacional de Poetas Artistas y Escritores en la Cuenca del Papaloapan (UIPAECP); La alegría del hogar (BUAP. Antología. 2016), Non omnis moriar (Sabersinfin. Antología. 2019) y Biografias de Pueblo Nuevo (STUNAM. Antología. 2022)
FEMINICIDIO
I
Baila este vals mi niña coqueta, báilalo.
Tu primavera se acerca, tus sueños se despiertan
tu orgullo se frustra, te apremian a servir a los varones.
Hay juegos que no eliges, por distinción en el trato
y ocultas tus miedos y encubres al necio del juego.
Baila entre las flores este vals mujer, báilalo.
No importa si te encuentras en pantano o en el cielo.
Te arreglas para el empleo y te humillan en el trabajo.
Pintas tu boca de misterio y en tu pelo deambula el asombro,
tus manos, encienden el telar, avivan la máquina y dan luz al teclado.
Mezcla este vals entre tus rezos, báilalo
en desvelos por tus hijos, aquellos que andan confundidos
y sueñas con verlos triunfar, que viven la vida,
pero has enredado la protección educando un machista
que envuelve la misoginia con el buen trato.
Merlina baila este vals, báilalo; lucha contra demonios
atrapada en el pozo de la suerte, pelea por emerger del abismo.
Mírate en el espejo de la luna y verás a la mujer lobo
velando el sueño de las que se fueron a soñar por siempre
como guardiana estoica, indómita amazona.
Mujer que canta y sueña y ríe, en tu soledad construyes la fortaleza,
ya no buscas el paraíso perdido, siguiendo la música de las estrellas.
¿Por qué buscar a las muertas en el jardín clandestino?
Las plegarias están en la sangre de todas cuando la muerte te sigue.
Hay que buscar el río para llegar al océano, al universo, al Dios vivo.
II
Mujer, toda la patria es tu descendencia, tus hijos no te aquilatan.
Los hombres toman el arrepentimiento convertido en lápida.
Las espinas de maguey les atraviesan los corazones.
Son los dioses dando el castigo, ofrendándolos a la guerra.
La barbarie se encuentra en concierto, entre biomas y el sexo débil.
Cuando una mujer muere, se muere el sol un poquito,
se deshace el ártico y el desierto es un páramo congelado.
¿Cuántos varones obcecados has alumbrado?
Coatlicue, desmembrada desde tiempos remotos;
es el pájaro bobo el que derrama la sangre de todas.
Cuando una mujer muere, se apagan luces en los corazones,
se pierde la humanidad en el laberinto al sacrificar más doncellas,
Ehécatl, Dios del viento se viste con su piel desollada.
El viento trae misoginia y confabula con los hombres de ahora.
Los lamentos surgen de la región de Mictlantecuhtli.
Cuando una mujer muere, se truncan sueños en los mares
y la historia se niega a cambiar el rumbo del astrolabio.
No miras la caverna por buscar la esmeralda en las minas.
Hoy nos duele el cuerpo, el luto endurece el corazón de las mujeres.
El tormento lúgubre se escucha en las campanas.
Cuando una mujer muere, se apaga el día y se seca un río.
La daga se encuentra donde tus ojos confían.
En el alba llena de placeres, has dormido con el enemigo,
te abraza y hace el amor y un manto nubla tu entendimiento.
Cuando una mujer muere, ha tentado el peligro.