Gonzalo Valenzuela
La vida te enseñará máscaras mejores que cualquier Carnaval
-Ralph Waldo Emerson
El Carnaval es una válvula de escape de las presiones acumuladas en tu vida, surge como una forma de rebeldía contra la opresión externa, como la necesidad de hacer un pacto con la alegría. Ese regocijo que a menudo haces a un lado, en tus horas cotidianas, en tus días rutinarios.
Creo que el mal humor se debe quemar diariamente y hacer del Carnaval una metáfora en tu vida, donde el aprendizaje se torne diversión, lo mismo que el trabajo, sin que por ello se pierda seriedad de un compromiso elevado en lo que haces.
Que brillen en el cielo los fulgores multicolores de tu alegría, que venga el baile y la música, con su comparsa de buenos sentimientos y deseos, donde tú seas el monarca que reine, que tú seas el responsable de producir cambios maravillosos, de ponerte en contacto con la esencia divina de tu ser.
¿Qué enseña el Carnaval…? que la alegría es contagiosa, que podemos convivir y divertirnos juntos, sin distinción de clases o razas, que estamos vivos y que nuestro corazón late con más fuerza cuando estamos llenos de júbilo, que nos sentimos fortalecidos, refrescados y libres de tensiones para hacer frente a la vida.
El Carnaval enseña a reírnos de nuestros problemas, a verlos desde otro ángulo más amable, sin dejarnos abatir por su peso. Todo en esta vida es pasajero, y generalmente hay una o varias soluciones para cada problema si echas mano de tu creatividad.
Todos llevamos un Juan Carnaval dentro, esa chispa que enciende el espíritu, que genera entusiasmo, que da energía y vitalidad, no lo entierres, que no quede en la parodia, en la máscara, déjalo vivir dentro de ti; hazlo real, que ayude a combatir la tristeza, la soledad, el pesimismo, los rencores y envidias.
¿Qué enseña el Carnaval…? que aún hay esperanza, es un llamado a vivir con intensidad, a iniciar o fortalecer amistades, a reír, a bromear, a conducirte con buen humor. Enseña que tú mismo puedes crear la magia, de convertir un mundo hostil en un valle de amabilidad.
Recuerda que eres una luz resplandeciente para ti y los seres que te rodean. La esclavitud es interna, porque no hay cadenas que coarten tu libertad, excepto las que te impongas tú mismo. Deja que el Carnaval te conduzca a un permanente optimismo y una alegría interior, sin la necesidad de comparsas ni confeti, ni de usar disfraces o máscaras que desgasten tu ser.
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