OASIS. Faraón Una historia de libertad (Segunda parte y última)

OASIS

Psic. Gonzalo Valenzuela R.

 

Continúo comentando la novela autobiográfica Faraón. Una historia de libertad, de Alejandro Mier Uribe, de estómago publicista y de entraña, escritor, como él suele definirse.

 

Corría la década de los 80´s y en uno de esos parques que daba frente a su casa, podíamos verlo en pantalones cortos jugando futbol junto con su palomilla en unas vacaciones de verano; Neto, Coco, Ricardo, Chapul, Bux, Octavio, Alfonso, el Menudo, el Wenses, Allain, Martín, Mauricio, Fabián, Poncho y Efrén y su porrista preferida, su primer y eterno amor; Marilú.

 

Ahí fue en ese parque donde hizo su aparición un halcón en su vida, junto a su queridísima amiga, Marilú, quien le informó que se trataba de un Halcón Cernícalo, lo cual le despertó la curiosidad y se obsesionó tanto con esa peculiar afición que dedicó muchos de sus recursos y tiempo para aprender sobre el arte milenario de la Cetrería, que tuvo su mayor auge en la edad media, fue un deporte practicado por reyes, caballeros, nobles y príncipes.

 

Imagínense al jovencito Alejandro caminando por el parque con su imponente halcón Harris, Faraón, en el hombro, de grandiosa figura y porte similar en su proporción al Águila Real, de unos 28 cm de altura y la envergadura de sus alas extendidas, de alrededor de metro y medio. Imaginen el furor que causó en Coyoacán y la popularidad que adquirió el púber Alex, aunque él sólo tenía ojos para una sola chica, su Marilú…

 

Lean esta tierna novela, con alma poética, es un canto a la libertad, a la vida, al amor, a la amistad, al desarrollo personal. ¿Saben por qué creo que se identificaba tanto con su halcón?; porque llegó a su vida siendo un polluelo, Alejandro se encargó de alimentarlo y entrenarlo, le profesaba un gran cariño, y con él podía conversar lo que fuera; sus inquietudes, sueños, temores, alegrías… sin que le juzgara o criticara.

 

Veía en Faraón ciertos atributos que admiraba; era inteligente, noble, leal, tenaz, poseía un carácter firme y templado, era un excelente cazador, inmejorable porte y figura, además podía volar alto, muy alto… por eso llegó un día en que lo liberó y tuvo que aprender a seguir su camino solo en la jungla de cemento cuando ingresó a la Prepa 5, su peor pesadilla.

 

Cuando sintiéndose solo e incomprendido, su halcón Harris, su Farras, su Faritas, su Faraón, lo rescató, le ayudó a sobrellevar los años rudos de la pubertad y a enfrentar las penas del desamor. Muchas felicidades querido amigo Alejandro y que sigan los éxitos.

 

La Lic. Elizabeth Guerrero Jiménez, directora de la Casa-Museo Salvador Díaz Mirón, agradeció al autor la donación de un ejemplar para su pequeña biblioteca que consta de 350 volúmenes en la sala “José Martí”, con la que se fomenta la lectura de escritores veracruzanos contemporáneos, para que la gente tenga acceso gratuito. -Espero que nos visiten mucho más, vuelvan pronto- externó al público presente.

Como siempre gracias por tus comentarios y sugerencias en: oasis_govara@yahoo.com.mx

 

Alejandra Garizurieta Arango, secretaria de enlace, Mirtha Castellanos, presidenta, de la Academia Nacional e Internacional de Poesía. Capítulo Veracruz-Boca del Río, Alejandro Mier, Elizabeth Guerrero, Gonzalo Valenzuela y María de Lourdes Torres Montoya.

 

Foto grupal con parte del público asistente, en su mayoría escritoras y escritores.