La vida nunca se vuelve insoportable por las circunstancias,
sino sólo por falta de significado y propósito
-Viktor E. Frankl
Gonzalo Valenzuela Ramírez
Aquello que más valoras, en lo que piensas con insistencia y le dedicas la mayor parte de tu tiempo, es el centro gravitacional de tu vida, el eje en el cual giran todas tus acciones y ocupa el primer lugar en tu lista de prioridades, es la causa de tus mayores alegrías y también, cuando las cosas no salen como esperabas, es fuente de amarguras.
¿En qué centras tu vida…? en los hijos, en la pareja, en tu familia, en el trabajo, en tus relaciones sociales, en mantener el status social, político o económico, en tus amistades, en Dios, en tu preparación académica, en el deporte… Hay tantas posibilidades como personas haya, cada quien responderá de acuerdo a sus necesidades e intereses vitales.
Todas las áreas en que te puedes desarrollar son importantes, sin embargo, siempre habrá algunas más relevantes que otras para ti, a las que les darás mayor peso y por tanto, ocuparán más horas de tu tiempo. Recuerda mantener un equilibrio entre todas ellas para un desarrollo integral en el que estén involucrados; cuerpo, mente, emociones y espíritu.
Cuando centras tu vida en personas significativas para ti, o en otros aspectos materiales, tu vida se desquicia cuando estas personas te fallan, te abandonan o traicionan, cuando tus bienes materiales se pierden. Si lo que eres se basa en lo que tienes y si eso que tienes se pierde, entonces, te preguntarás: ¿Quién soy?…
Es preferible que centres tu vida en principios universales que no cambian, aquello que se ha valorado desde la antigüedad y que ha comprobado que te reditúa grandes logros en cuanto a desarrollo personal, felicidad e integridad. Por ejemplo, centrar tu vida en la honradez, en el servicio, en el amor, la generosidad, el respeto, la lealtad, la responsabilidad, el esforzarte en tu trabajo y realizarlo con alegría.
¿En qué centras tu vida…? tal vez no hayas reparado antes en la necesidad de formar a tus hijos o alumnos en esos valores, que se han ido transformando en lo opuesto y provocan las crisis modernas, en la familia, en la política, en los centros de trabajo, en las escuelas, en la vida social.
Hoy imperan los opuestos a esos valores; el egoísmo, la mentira, el libertinaje, la falta de respeto, el odio, etc., avanzan como mala hierba en el jardín de las virtudes, es el mundo que van a heredar los hijos, los nietos, las generaciones venideras.
Un valor se genera primero en la mente, a través de pensamientos e imágenes y después se consolida a través de la práctica frecuente, recuerda que primero tú haces los hábitos y luego ellos te hacen, claro que sí puedes enseñar y formar a tus hijos en valores, para que centren su vida en ellos.
Habitúalos a preguntarse ante cualquier dilema moral: ¿qué principio o valor está en juego en este momento…? ¿Cómo debo actuar con base en esos principios y valores…? de manera que les sirvan de guía y aprendan a tomar decisiones que vayan en armonía con todo aquello que les has inculcado.
Recuerda: Las palabras mueven pero el ejemplo arrastra, tienes que mostrar congruencia con todo aquello que piensas, dices y haces, ellos te observan siempre, si eres; obediente, ordenado, responsable, respetuoso, considerado, generoso, amistoso, etc. Cultiven el jardín de cualidades que podrían hacer de ustedes excelentes seres humanos con significado y propósito.
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