Gonzalo Valenzuela Ramírez
Que nunca falte un sueño por el que luchar,
y un proyecto que realizar
Cuanto más claro tienes los objetivos de tu vida y mejor te des cuenta de donde están tus verdaderos bienes, más integrados estarán tus deseos y con más serenidad podrás afrontar las dificultades de la vida.
Tal vez hayas empezado el año muy decidido a lograr algunas metas y se quedaron en el camino como buenas intenciones, ¿Qué pasó…? sin duda disfrutaste de bellos momentos, escuchaste el llamado de vivir en el amor, en la alegría, y diste muestras de la firmeza de tu fe, en momentos difíciles.
También titubeaste y retrocediste en algunos aspectos; no te culpes, analiza la situación y por si no te has dado cuenta de eso está hecha la vida, de esos benditos desafíos que permiten fortalecernos, ser más sabios y experimentados, lo importante es que hayas dado tu mejor esfuerzo.
Tu ser encuentra su plenitud en la entrega a los demás, haciendo gala de ese amor que hace posible cualquier milagro en tu vida y en la existencia de los seres que te rodean, si te muestras compresivo y bondadoso, en primer lugar contigo mismo.
No seas sólo testigo de lo que ocurre a tu alrededor, ni guardes celosamente para ti lo aprendido o creado, como guarda un molusco la perla codiciada, comparte lo que humanamente puedas compartir, porque ahí encontrarás la libertad y el sentido de tu vida.
La queja es inútil, el lamento estéril, sólo la esperanza fructifica y rejuvenece. Tú puedes convertir el tedio en maravilla si tan sólo decidieras ser tu mejor amigo. Disfruta cada momento; es milagroso, único e irrepetible, somos privilegiados de llegar al final de otro año, con vida.
Observa con ojos nuevos el mundo viejo, con ojos de niño travieso buscando lo indescifrable, vive la vida como una aventura, deshoja el árbol de tus buenos recuerdos, los más excelsos, los que te impulsen y te animen a seguir adelante.
De qué te sirve el intelecto si no hay amor en tu corazón, de qué sirve que haya cielo si no brilla tu luz interior, de qué sirve aferrarte a un barco sin timón. Esta es una buena época para reflexionar, haz un alto en el camino, realiza los ajustes pertinentes y vuelve a la carga. Estrena el nuevo año. Encuentra ese algo importante, especial y significativo por el que se justifica tu presencia bajo el cielo.
Te deseo todo género de bendiciones para ti y todos tus seres queridos. Un fuerte abrazo a mis hermanas, familiares, compañeros y amigos. Por supuesto a mi querida Coca Castillo, por permitirme ser parte de la historia del Semanario 7 Días de Puebla.
Gracias por tus sugerencias y comentarios en: oasis_govara@yahoo.com.mx