Víctor de Regil
La palabra “huachicol” es muy cercana, lamentablemente, a los poblanos, pues durante años ha sido el robo de combustibles y de gas, uno de los principales delitos que se cometen en Puebla, lo que ha provocado el crecimiento de forma exponencial de la violencia al menos en la última década en nuestro Estado.
Pero, recientemente, se dio a conocer una nueva modalidad de huachicol que se suma al robo de gasolinas y de gas: el robo de electricidad. Este nuevo delito que se ha detectado, ciertamente, no puede suceder sin dos condiciones: corrupción y una capacidad amplia y estructurada para articularlo.
Lo anterior, sale a colación a que recientemente la presidenta, Claudia Sheinbaum, ordenó investigar a fondo el electro huachicol descubierto en las instalaciones del Sindicato Mexicano de Electricistas en Nuevo Necaxa, Puebla, donde la policía aseguró una granja de minado de criptomonedas que funcionaba mediante el hurto masivo de energía del sistema hidroeléctrico que funciona en esa localidad, mediante megadiablos.
Las investigaciones desarrolladas hasta ahora por parte del gobierno federal, destaca a dos políticos poblanos: uno es integrante de ese sindicato y diputado en el Congreso del Estado; el otro, funcionario de la Secretaría del Bienestar.
Pero este robo no solo se da en la planta de Necaxa, pues también la policía estatal admite que el huachicol eléctrico para esos fines ocurre también en otros sitios en Puebla y Tlaxcala. No es un asunto pequeño. En la granja neutralizada, se encontró infraestructura capaz de satisfacer las necesidades eléctricas de por lo menos 100 hogares y esa es apenas la punta del iceberg que se ha descubierto.
Y es que, se sabe, que el minado de criptomonedas requiere tanta electricidad que, cuando el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, anunció la construcción de Bitcoin City en 2021, la ubicó al pie del volcán Conchagua para aprovechar su energía geotérmica. Hay diversas criptomonedas basadas en el minado, como Dogecoin, Litecoin, Monero, Ravencoin y Vertcoin, entre otras. La más fuerte y popular, por supuesto, es la pionera: Bitcoin, que es la única que representa seguridad real y completa en el ecosistema blockchain, libre de manipulaciones.
La llamada criptominería no es rentable a pequeña escala por el alto costo del equipo tan complejo que requiere, además del gasto energético, frente a las posibilidades limitadas de descubrir un nuevo bloque y la competencia feroz por obtenerlo. Lo común es que quienes la realizan se asocien en ‘pools de minería’ aunque aún así el riesgo es grande.
Aquí es donde surge la pregunta que se hacen las autoridades: ¿Quién puede tener en Puebla el interés y la posibilidad de organizar todo eso? Las agencias de seguridad del gobierno estadounidense apuntan que el crimen organizado utiliza las criptomonedas como uno de sus recursos para el lavado de dinero.
De igual forma, ¿Por qué el SME se ve como una pieza clave voluntaria o involuntaria? Actualmente, como sindicato, no es titular de ningún contrato colectivo de trabajo. Tuvo el de la extinta Luz y Fuerza del Centro, que hasta 2009 abastecía la electricidad de la Ciudad de México y algunos municipios cercanos en Morelos, Puebla e Hidalgo. Esa energía provenía desde entonces del Sistema Hidroeléctrico Necaxa y es por ello que conoce bien esa instalación y tiene propiedades en la zona.
Hoy, toda esa infraestructura es operada por la CFE, empresa pública que registró pérdidas por 124 mil 444 millones de pesos en 2024, entre otras razones, por el huachicol eléctrico. Se estima que las pérdidas técnicas y el robo representan el 12.2 por ciento de toda la electricidad que se consume en el país.