Nacho Mier, el aspirante de las percepciones

Victor de Regil

 

Una muy importante batalla ha ganado el diputado federal, Nacho Mier, a su primo, Alejandro Armenta Mier, por la búsqueda de la candidatura de Morena a la gubernatura de Puebla en 2024; nos referimos al tema de la percepción. La suma de importantes personajes de la vida pública como lo son algunos de los ex gobernadores de Puebla, es parte de esta narrativa que lo coloca, como el preferido de Palacio Nacional.

Por supuesto que todo depende del personaje y de sus propias circunstancias. Pero las preguntas vienen a cuento ante la serie de encuentros que el diputado federal Ignacio Mier Velazco ha venido sosteniendo con diversos ex gobernadores de Puebla, y las alianzas tácticas que tiene con varios de ellos.

Con Manuel Bartlett Díaz, en muchos sentidos su mentor político, se da por descontado que existe una fuerte relación dada la larga y sólida historia que los une desde hace muchos años y en la actualidad, obviamente.

Recordemos que en su sexenio, el actual director de la CFE hizo a Mier diputado federal y dirigente estatal del PRI, habilitándolo como uno de sus principales operadores políticos al lado de personajes como José Luis Hernández, Luis Antonio Godina, Jorge Estefan Chidiac y Carlos Meza Viveros, entre otros.

Hoy es evidente que don Manuel avala de múltiples modos el proyecto del aspirante a candidato de Morena a la gubernatura de Puebla.

Aunque pareciera tener otra vela prendida por la vía de su sobrino político Rodrigo Abdala, el delegado de los programas de Bienestar en el estado, lo cierto es que Bartlett Díaz tiene en Mier Velazco a su carta más fuerte y poderosa, tanto que lo aconseja continuamente y le reúne apoyos de todo tipo.

Con Melquiades Morales Flores, el vínculo es el yerno de éste, David Villanueva Lomelí, ex auditor Superior del Estado y quien opera para Nacho Mier desde la Unidad de Evaluación y Control de la Comisión de Vigilancia de la Cámara de Diputados.

Aunque don Melquiades es priísta de cepa, no deja de escuchar al esposo de su hija Verónica y ve con cierta simpatía al coordinador de los diputados federales de Morena en San Lázaro, con quien se ha reunido en público al menos dos veces.

La primera en el marco de la boda de Julián Ventosa Pacheco, donde ante la vista de la clase política y empresarial poblana conversaron por varios minutos en un ambiente distendido, y la segunda, hace unas semanas, cuando Mier Velazco lo presentó como uno de sus invitados especiales en la inauguración de la “Semana de Puebla” en la Cámara de Diputados en el marco del 492 aniversario de la fundación de Puebla.

Viejo lobo de mar, y a pesar de su edad, Morales Flores no da “pase sin huarache”; seguramente en su “íntima intimidad”, y con su colmillo largo y retorcido, ve algo que quizá otros no.

Don Melquiades, quien también mantiene comunicación con el senador Alejandro Armenta, es uno de los pocos ex gobernadores del PRI que puede pasearse por las calles de Puebla con la frente en alto y por supuesto que su apellido sigue pesando en muchos sectores.

Con Guillermo Pacheco Pulido, la cercanía se ha dado por dos vías: por la de su yerno, el empresario Julián Ventosa Tanús, y por la del coordinador de su pre-pre campaña, Fernando Manzanilla Prieto, quien durante la gubernatura interina de aquel, tras la muerte de Martha Erika Alonso, fungió como su secretario de Gobernación, por intermediación de Miguel Barbosa Huerta.

Hace unos días trascendieron fotografías y videos de una comida de amigos entre Pacheco Pulido y Nacho Mier, auspiciada por Ventosa Tanús, a la que asistieron, además del citado Manzanilla, Julián Ventosa Pacheco -nieto de don Guillermo- y el empresario Moisés Villaverde Mier, sobrino de Nacho.

Sin duda Mier Velazco y/o sus asesores saben perfectamente el poder de una imagen, el simbolismo que encierra y los múltiples mensajes que conlleva o puede conllevar.

Con Tony Gali Fayad, Mier Velazco camina de la mano, pero siempre en privado, teniendo como puente a Manzanilla.

Aunque no hay registro público de su alianza, se sabe de sus alcances y objetivos.

La persecución en tiempos de Miguel Barbosa acabó por sellar el nexo político y financiero. En su caso nunca fue más cierto aquello de “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”.

En febrero pasado, durante una rueda de prensa, salió el nombre de Gali y el diputado Mier no tuvo empacho en aceptar por primera vez lo que todo el “círculo rojo” de Puebla ya sabía con anticipación.

“Bienvenido Tony. Yo a mis amigos no los niego, nunca lo he hecho. Yo celebro que él participe (…) Cuando (Gali Fayad) egresó de la licenciatura, yo estaba cursando los primeros años, de tal manera que cuando yo estaba concluyendo el octavo, séptimo semestre, él ya era catedrático y fue mi maestro. Tony fue mi maestro de Finanzas en la universidad, yo lo conocía ya de antes y no por conocerlo saqué 10, no (…) Fuimos compañeros en el gobierno de Manuel Bartlett y yo a mis amigos no los niego, nunca lo he hecho”, relató.

Con Mariano Piña Olaya, la relación ha sido casual pero no por eso ha pasado indiferente. Retirado por completo de la política, ya no se diga de la vida pública en Puebla, don Mariano ha sido acercado a Mier Velazco por su hijo, el abogado Juan Pablo Piña.