-En el caso de Puebla, la mayor amenaza se concentra en la zona norte, especialmente en áreas que colindan con estados como Morelos y la Ciudad de México.
En un contexto donde el cambio climático intensifica fenómenos meteorológicos extremos, Francisco Javier Sánchez Ruiz, profesor de la Facultad de Ingeniería Ambiental y Desarrollo Sustentable de la UPAEP, destacó los riesgos de incendios en diversas regiones de México. Estos peligros son una consecuencia de la persistente sequía, las bajas humedades relativas y las condiciones meteorológicas actuales.
“Los incendios registrados recientemente en California son un recordatorio de la vulnerabilidad de muchas regiones, incluida México, frente a estas amenazas. Aunque nuestro país cuenta con características climáticas particulares, no estamos exentos de riesgos similares debido a la interacción de factores como la falta de humedad, las altas temperaturas y los vientos secos provenientes del Golfo de México”, explicó Sánchez Ruiz.
De acuerdo con estudios y simulaciones realizadas por el académico y su equipo, los estados de Durango, Zacatecas y Aguascalientes presentan las probabilidades más altas de sufrir incendios incontrolables entre los meses de febrero y marzo, con índices de riesgo estimados entre el 15 y el 25%. En el caso de Puebla, la mayor amenaza se concentra en la zona norte, especialmente en áreas que colindan con estados como Morelos y la Ciudad de México.
“El ingreso de aire seco y la baja probabilidad de presencia de vientos húmedos —estimada en apenas un 5%— incrementan la vulnerabilidad de Puebla. Además, la calidad del aire en la región, que ha oscilado entre regular y mala, contribuye a un entorno propenso a la propagación de incendios”, señaló el experto.
Uno de los fenómenos destacados por Sánchez Ruiz es la interacción entre un vórtice polar —responsable de enviar aire frío y seco al norte del continente— y las temperaturas inusualmente cálidas del Golfo de México, lo que genera condiciones de sequedad extrema. Este panorama, combinado con la acumulación de material orgánico seco en los suelos, forma el ambiente ideal para la proliferación de incendios.
Además, las lluvias en muchas regiones han sido menos frecuentes y menos intensas durante los últimos años, reduciendo significativamente la humedad en los suelos y el aire. “Incluso la formación de hielo en áreas montañosas, que podría parecer un factor que reduzca los riesgos, en realidad contribuye a la cristalización de vegetación, aumentando su inflamabilidad”, explicó el investigador.
El especialista también subrayó que los incendios no solo son provocados por condiciones naturales, sino que están estrechamente ligados a la actividad humana y al cambio climático. “El deterioro de la calidad del aire, del suelo y del agua son factores interconectados que amplifican los riesgos. Además, en el caso de Puebla, la actividad del Popocatépetl influye al liberar material particulado, lo que puede contribuir a la sequedad del ambiente”, destacó.
Ante estos riesgos, Sánchez Ruiz insistió en la importancia de la prevención, desde evitar actividades que puedan generar chispas o fogatas en áreas vulnerables hasta promover el monitoreo constante de las condiciones meteorológicas y de la actividad del volcán. “El Popocatépetl, con sus fumarolas y emisiones, es un indicador natural de cómo se comporta el clima en la región. Mantenerlo bajo vigilancia es clave para comprender mejor nuestro entorno y tomar decisiones preventivas”, subrayó.
Según el académico, si las condiciones meteorológicas actuales persisten, la sequedad del aire y los riesgos de incendios podrían prolongarse hasta mayo, afectando especialmente al centro y norte del país. Por ello, llamó a las autoridades y a la ciudadanía a tomar medidas preventivas, como fortalecer las estrategias de conservación del agua, monitorear las condiciones climáticas y evitar actividades que incrementen el riesgo de incendios.
En un panorama incierto, causado en gran parte por los efectos del cambio climático, la invitación de Sánchez Ruiz es clara. “Debemos actuar con responsabilidad y trabajar en conjunto para mitigar los riesgos que enfrentamos. Solo así podremos proteger nuestros ecosistemas y nuestras comunidades”. Concluyó el académico.
Francisco Javier Sánchez señaló que la ciudadanía y las autoridades deben tomar medidas preventivas como evitar fogatas y quemas agrícolas en zonas no autorizadas, especialmente durante la temporada seca.
Reciclar árboles de Navidad en puntos de recolección específicos, ya que pueden convertirse en material combustible si se abandonan en espacios públicos.
Reducir el uso de vehículos particulares y fomentar el uso del transporte público, instando a las autoridades a modernizar unidades para disminuir las emisiones contaminantes.
El académico también alertó sobre la calidad del aire en Puebla, agravada por la baja humedad, y señaló que es probable que en los próximos meses se registre un aumento de enfermedades respiratorias debido a la combinación de aire seco y contaminación.
Por último, dijo que Puebla enfrenta un aire muy seco que genera molestias en vías respiratorias y ojos. Es importante tomar precauciones y evitar el uso excesivo de combustibles fósiles para mejorar la calidad del aire y prevenir incendios.