María de los Ángeles González Ruiz. El regreso

María de los Ángeles González Ruiz. Estudió Licenciatura en Derecho en la UCC (Universidad Cristóbal Colón), en Veracruz. Ha tomado diferentes cursos y diplomados de Historia de México e Historia Universal. También ha participado en clubes y círculos de lectura.

Desde pequeña disfruta el deporte, en especial la carrera y las actividades acuáticas. Obtuvo certificaciones en Buceo Avanzado por parte de FMAS (Federación Mexicana de Actividades Subacuáticas), PADI (Professional Association of Diving Instructors) y SSI (Scuba Schools International). La Generalitat de Cataluña le otorgó el título de Patrón de Embarcaciones de Recreo. Además, tomó un curso de Introducción a la Arqueología Submarina por NAS (Nautical Archaeology Society ­— México).

Actualmente se adentra al mundo de la literatura en el Taller de Escritura Creativa Miró, dirigido por el maestro Miguel Barroso Hernández.

 

 

El regreso

 

Pedro leyó el cartel que anunciaba la entrada a la ciudad y sintió cómo se le encogía el estómago. Volvía después de muchos años de ausencia y el viaje resultó ser sumamente agradable. Disfrutó del paisaje y sonreía, constantemente, observando a los compañeros de viaje: pequeñines que jugaban, bajo la mirada protectora de sus papás; jóvenes planeando lo que sería el fin de semana juntos en la playa; señoras mayores que, orgullosas, presumían las travesuras de los nietos. Nunca imaginó que volver a Veracruz pudiera ocasionarle tantos sentimientos encontrados.

Ya cerca de la estación, agobiado, el chofer del autobús anunció que, debido a obras en la ruta, se veía obligado a tomar un camino alterno. “El destino juega a desequilibrarme”: pensó Pedro, mientras pasaban frente al lugar donde coincidiera con el amor de su vida.

Hacía más de cuarenta años, orgullosamente nervioso porque aún era estudiante de leyes, se había presentado al primer día de trabajo en aquel edificio de oficinas. Allí conoció a Sara, una chica desenvuelta y alegre que lo cautivó enseguida. Durante tres años hizo hasta lo imposible por conquistarla. Sara llegó a apreciarlo y valoraba la labor que hacían juntos, pero sus aspiraciones excluían al joven becario, sin un futuro de lujos que ofrecerle. Entonces, con el corazón roto, terminó la carrera y optó por regresar a su ciudad natal. Montó despacho propio, conoció a Berta y formó una linda familia.

Ahora Pedro era viudo y estaba nuevamente en Veracruz. Vio el edificio casi en ruinas y se sintió melancólico recordando al muchacho triste, enamorado y soñador. Sara: la culpable de aquel amor no correspondido, lo había invitado a celebrar su cumpleaños.