María Carlota Encizo Rodríguez. A-lado libertario

 

MARÍA CARLOTA ENCIZO RODRÍGUEZ, nació en el municipio Verde de Marsella Risaralda, Colombia. Maestra licenciada en educación. Postgrados en Aprendizaje escolar y sus dificultades. Especialista en informática. Coordinadora Académica. Participó en el premio Compartir grandes maestros y en certificación de Universidad Cooperativa de Colombia. Antologías primero y tercer encuentro de poetas y escritores Risaraldenses y Antologías de la fundación Academia Colombiana de Historia Literatura y Arte. Primera Antología internacional de Poesía Sabersinfin. Libro inédito: Expresiones artísticas en construcción de Ciudad (próximo a editar), desde pequeña se hace manifiesta la sensibilidad por la naturaleza, ama el silencio acompañado de canto de aves y faunas silvestre, vibra a son de música de violines y arpa, gusta la música jazz e instrumental. Es viajera amo el café y su proceso, lo degusta en tardes literarias.

 

A-lado libertario

Del dosel al piedemonte andino

en parajes agrestes complejos

expandió sus alas y en vuelo altivo

profundizó lo recóndito de su selva,

con mirada audaz en decisión libertaria

ignoró lo inmenso del vacío y

la incertidumbre en tiempo y espacio.

 

¡Oh cartografía biodiversa paisajista

exclamo! —¡hay afrentas! y

descendió en picada hacia

espejos de agua dilucidando

secretos del pantano — memorias

muertas, mitos, leyendas, “desnudos

hallazgo” de gran verdad.

 

Aguzó sus sentidos: ocelos violentados,

manoseo de almas, ruptura de leyes,

tardes vespertinas en grito desesperado,

melancolía, furor, terror y espanto,

“combustible ardiente en halcones y

águilas de ciudad Colón”.

 

¡Oh nación de cumbres andinas

escarpadas, desgarradas!

ojos agudos ojos míos de horadante mirada

no permitas que mi heredad sienta

“La Libertad Encadenada”.

 

Sortilegio  

Yo las vi eran veinte más una

medrosas buscan el monte a tientas,

silban gritan y … se muestran silentes

¡no dicen nada, no pregunta nada! vienen y van

cargando el peso de sus verdugos.

Ellos amotinados, lánguidos,

ausentes, ansiosos huían de sí,

urdían su pasado envolviendo recuerdos

en retazos de cobijo,

fantaseaban su devenir en compañía

de guardián, el perro mueco de todos

que anidaba su memoria.

¡Oh Jah — Oh Jesús! Enséñales

“el ba y los esenios” a sultán y sus impostores

¡perdimos los caminos!

Sólo vemos fantasmas, almas en pena,

caminantes de hambre y muerte,

y mercaderes del negocio.

Te conjuramos bosque espeso

a nombre del suplicio en Siloé y en memoria

del reservorio Bíblico a Chiribiquete colón

que nadie te haga daño, expropie,

destruya o despoje, bondades del monte Sion.

¡Oh san Turbán bendito patrono de la tierra prometida y

la montaña tropical libranos de todo mal!