Margarita Valdez Medina. Maestra en Educación. Licenciada en Psicología, con Diplomado en Inteligencia Emocional, Diplomado en Tanatología, Diplomado en Desarrollo Integral Humano Gestalt y doctorante en Educación. Con 4 años de experiencia académica como docente, en la Universidad Popular Autónoma de Veracruz. Facilitadora de charlas-taller en el grupo “Crece fluye y mueve tu mente”, integrante del círculo de lectura “Comunidad Mariposas” el cual forma parte de lecturas andantes de Universidad Veracruzana, así como del programa “Leer-Donar-Amar” y del círculo de estudio “Leyendo desde el corazón”.
AL PARTIR
¿Será acaso que pueda ver, escuchar o sentir la vida de una manera diferente después de morir? Tal vez sea sólo un espectador con serenidad y paz absoluta, dándome cuenta desde otra dimensión; como cada ser querido, amigo o conocido reaccione ante mi partida y se prepara para despedirme, con lágrimas, palabras o quizá con recuerdos compartidos en vida.
Entonces veo una mujer en algún lugar de la sala fría, ella me recibió con una bella sonrisa al momento de nacer, me miró con ternura y sé muy bien que a su manera me dio todo lo mejor de ella, su amor, cariño, tiempo y cuidados, nunca pude pagarle todo eso que me ofreció a cambio de nada. Sólo espero poder dejar en ella un mayor número de recuerdos agradables y un menor número de recuerdos desagradables.
Veo a ese hombre sentado en un sillón con el rostro pensativo recordando los momentos agradables que tuvimos, el amor que le demostré de niña, el respeto y paciencia que le tuve de adulta, ese hombre cuidó de mi como mejor pudo, me dio su amor a su manera y a mi manera lo recibí, así como cariño, tiempo y cuidados, tampoco pude pagarle lo mucho que me dio, espero no pesen en él los recuerdos en los que tuvimos algunas diferencias y se quede con los mejores momentos que juntos construimos.
A esas dos personas, mis compañeros de vida, tengan por seguro que les amé con todo mi ser, a mi manera, les admiré y les admiro algunas cosas como la calidad humana que poseen y en su momento fueron un ejemplo para mí, siendo unos niños muy pequeños; entre ustedes y yo en algún momento tal vez pudimos equivocarnos, pero siempre hubo el deseo de querer ser mejores, a los dos les estoy inmensamente agradecida por haber sido el medio por cual llegué a vivir mi hermosa vida como madre, claro que hubo momentos difíciles, pero estos fueron necesarios para poder obtener un aprendizaje y crecer.
Al padre de mis hijos expresé en varias ocasiones mi gratitud por su apoyo en varias áreas, si hoy disfruto mi trabajo tú has contribuido un poco en esto; los aprendizajes que se obtuvieron fueron necesarios para que pudiéramos crecer, te quedas en las manos de… mis compañeros de vida.
He escuchado que, al morir una persona, ya no siente y no se da cuenta de lo que pasa alrededor; no lo sé, tengo mis dudas, lo que sí creo es que antes de partir debo expresar a cada familiar o amigo, mi gratitud, admiración y respeto. Cuando llegue el día en que mi cerebro muera, no respire y no abra los ojos, creo que estaré en el “Gran cine de la vida” ubicada en un buen lugar en donde se proyectará la premier de la mejor película… la mía, espero sea del género que me agrada romántica o cómica, que no sea drama o terror.
Agradezco a cada persona que se cruzó por mi vida por un tiempo, años, meses, un día, o un momento y me dejó un aprendizaje, ayudándome ajustar la graduación de los anteojos de la vida, que me permiten ver y sentir de una manera diferente.
Entonces entregaré este cuerpo físico que me fue prestado, al cual cuidé lo mejor que pude y abriré los ojos en otro plano existencial en donde estoy segura hay una esencia superior que me espera con gran amor.
¿Será acaso que me preparo para la despedida de este mundo? Creo que pueda ser difícil que alguien esté preparado, pero estoy convencida que por lo menos lo intento.