Margarita Retolaza Vives. Licenciada en Pedagogía. Trabajó como orientadora vocacional y profesional. Impartió diferentes materias en Secundaria, Bachillerato y Universidad. Fue consultor de empresas para GIT y actualmente cursa el Taller de Escritura Creativa Miró, explorando el universo de la literatura.
Rutina
Apenas asoma el día y ya podemos ver, en casa de Ulises, algunas luces encendidas. Vive solo —solo con sus sueños— y ganarle al sol es un hábito. Luego se alista, rápidamente, para desayunar y salir al trabajo.
Tiene 36 años y aun sintiéndose galán, no ha encontrado a la mujer ideal. Todas le parecen imperfectas e interesadas. Y pensando al respecto, cada mañana, llega a la empresa —donde él es el patrón— saludando a los trabajadores con una sonrisa que apenas puede ocultar su desdicha.
Al sonar el timbre, comienzan a laborar. Unos tararean la canción del marinero, popular en los ochenta; otros escuchan en la radio el noticiero de la mañana y el resto hace su trabajo en silencio y de manera eficaz. Afuera, las gaviotas graznan tratando de robarse algún pescado olvidado en las hieleras que llegan a la fábrica. Así, monótonamente, transcurre el día.
Al finalizar la jornada, Ulises va al bar del malecón por cervezas. Bebe solo y vuelve a repasar su vida. Termina la última cerveza y regresa a casa para continuar la rutina.