Lulú Portillo. Que temes perder si, nada te pertenece

 

Lulú Portillo, orgullosamente Potosina, Maestra de Primaria, profesión que la ha llevado por la vida leyendo la realidad del mundo y nutriendo su poesía con el pan de amor y de dolor, enriqueciendo su alforja de caminante con angustia y esperanzas, con deslumbramientos y nostalgias que expanden y profundizan un territorio único del alma humana, de la humana peripecia. Posee una poesía fresca, precisa y transparente; que muestran que ha vivido intensamente, cara al destino. Va por los caminos, andándolos, palpándolos, auscultándolos sin falsas anteojeras, sin márgenes excluyentes, para que luego de ese acopio de vida, se transmute en pulsaciones de palabras hechas poesía. Ella Lulú Portillo la mujer del oleaje poético.

 

Presentación para el Movimiento Poético Mundial

Lectura Acción Poética Mundial por Gaza

 

«Las flores que dan vida

frente al horror, la violencia y la muerte

emergen como grito de esperanza».

 

Que temes perder si, nada te pertenece

 

La tristeza de la guerra

se encuentra en su esplendor

en medio del estrépito dolor

por el paso va dejando lágrimas y falsas calmas

que triste ver que a lo lejos se ve

el horizonte en donde la guerra sigue y

no se desvanece el odio.

Se ve a la gente con sus armas

gritando y la vida calla.

Qué triste la guerra que va consumiendo almas

de lejos se ve que el amor entre balas se pierde

y vemos como las familias lloran

con el filo de las armas

las esperanzas rotas, la alegría apagada.

Las flores que dan vida

frente al horror, la violencia y la muerte

emergen como grito de esperanza.

Los hombres valientes que se convierten en memorias.

Ya que los hombres despierten y digan ¡Basta!

Poetas escribiendo ¡queremos paz!

Que de las armas surjan flores de amistad

Mientras el mundo se desangra en la lucha,

la paz se desvanece sin dejar huella alguna.

Oh, guerra cruel, destructora de sueños,

que envenenas corazones y causas dueños.

Que los hombres despierten y digan «¡Basta ya!»

Poetas y artistas claman: «¡Queremos paz!»