Lucía Bustos Aguilera. No me lleves flores

 

Lucía Bustos Aguilera. Dentista, maestra y abogada de profesión. En ratos de esparcimiento escribe narrativas tipo anécdotas, fábulas, cuentos, poesía, reflexiones y libros de contenido didáctico. Tiene más de treinta años dedicándose a la docencia con experiencia en todos los niveles educativos, desde preescolar hasta posgrado. Tiene veinticinco años al frente de la Escuela de Posgrados en Educación Integral (EPEI) y veinte años al frente del Centro Especializado en Estrategias y Análisis de Educación. Ha participado como jurado en diversas instituciones educativas, ha sido invitada en concursos de cuento, declamación y oratoria. Ha escrito más de trescientas composiciones y ocho publicaciones.

 

No me lleves flores

 

No me lleves flores a mi ataúd,

si en vida nunca una me regalaste

si cuando te pedí consejo me ignoraste

y cuando tuve hambre y sed no la saciaste.

 

No me lleves flores a mi ataúd,

si cuando te pedí cobijo no me cubriste

y cuando te pedí un abrazo te alejaste,

si cuando te solicité albergue me lo negaste.

 

No me lleves flores a mi ataúd

ni llenes el espacio de oraciones,

porque lo que predicas en el rezo,

estás muy lejos de acometer en acciones.

 

Pero si crees que tu conciencia se alivia

rezando, llorando y llevando a mi ataúd flores,

procura que el tamaño de tu ramo

sea a tu arrepentimiento en proporciones.

 

No quiero una tumba vacía

 

No quiero ser sepultada, porque bajo la tierra tarde o temprano seré una tumba vacía.

No quiero una tumba vacía donde solo me visites cuando renazca tu remordimiento

o cuando evoques en tu ser, una fecha representativa que te haga vibrar por el recuerdo.

No quiero una tumba vacía justificada en creencias religiosas, pero en olvido al tiempo,

donde solo el viento circule y en cada día sea el festín de los gusanos en turno y al momento.

No quiero una tumba vacía donde me lleves flores y oraciones que en vida no fueron,

donde llores a cada momento por imaginarme dentro, donde nadie más que yo lo siento.

Mejor incinérame, quema mi cuerpo, dale libertad a mi alma y resguarda los recuerdos;

deposita mis cenizas en el mar o arrójalas el firmamento, pero déjame libre al viento.

No quiero una tumba vacía, vacía al día a día y todo el tiempo…