Lozoya y Duarte: ¿dos ratones o dos ratas?

Prólogo Político

 

Por Álvaro Cepeda Neri

 

I.- Como haya sido (dijera Calderón: “haiga sido como haiga sido”), el caso es que Emilio Lozoya y César Duarte han de rendir cuentas de sus abusos ante la Fiscalía General de la República, y ésta los consignará ante un juez penal para que respondan de sus peculados, ya que, ratones o ratas, ambos se encomendaron al dios Caco (y su hermana Caca), de la mitología romana, para efectuar sus desmanes y sustrajeron dinero. Lozoya para la campaña de Peña y donde está involucrado Luis Videgaray, como poder tras trono peñista que fue. Y César Duarte Jáquez, el ex desgobernador de Chihuahua, dizque vendía cabezas de ganado y con el importe compró terrenos, casas, mansiones, y se enriqueció tanto que es multimillonario. Lozoya apenas, dicen, es medio rico. Los dos son presas y presos del lópezobradorismo para, finalmente, tener dos especímenes que se llevaron recursos del erario público (Duarte) y el otro de una empresa privada que daba sobornos a cambio de jugosos contratos para obras mayúsculas.

II.- Ratones, ratas o Cacos, los dos son representantes de la desbordada corrupción que corrió a raudales cuando Peña era el presidente; y quien fue el último en vivir en la mansión de Los Pinos. La cual apestaba tanto a priismo, que López Obrador optó mejor por vivir en Palacio Nacional; para sentirse Juárez, otras Madero y hasta Hidalgo, Morelos y Cárdenas, en su afán de imitar caricaturísticamente a sus ídolos. Regresando al par de pillos, resulta que tras una negociación con Gertz Manero, Lozoya estuvo de acuerdo con su extradición y está –dicen– dispuesto a dar pruebas de todo lo que sabe en la complicidad con la empresa brasileña Odebrecht y, parece que los nexos de ésta con Peña y Videgaray. Duarte Jáquez, en cambio, fue un Caco, al parecer, solitario (aunque con la complicidad de algunos de sus empleados), que se había refugiado en Florida, donde fue aprehendido para que Trump se lo obsequiara como postre al tabasqueño, por su visita.

III.- Se dice que lo de Duarte fue una gestión de Ebrard quien hasta llevó mariachis a su jefe López Obrador y uno que otro simpatizante para lanzarle porras; y dos o tres más que, todo lo contrario, le gritaron: “¡lárgate!”. Con lo que suelten los dos, el lópezobradorismo tiene para calentar los ánimos electorales. Y más si pone a tiro a Enrique Peña y a Luis Videgaray, como emblemáticos de la corrupción; aunque sobre Duarte el que quiere llevarse la “gloria” es el actual desgobernador de Chihuahua: Javier Corral, quien ha estado presionando para que se lleve a cabo su extradición y que lo juzguen por once delitos estatales y uno federal, acusado de haber usado fondos para la campaña electoral de sus favoritos. Son dos “peces gordos” que alimentarán la información y prioridad en las mañaneras, con lo que López Obrador quiere recobrar apoyos ciudadanos. Al caco de Lozoya le dan más impacto ya que le pisa los talones a Peña. Y a Duarte porque Corral quiere con eso ser candidato del PAN a la Presidencia de la República. Y es que ya sin queso, ratones o ratas, son corruptos.

 

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