P U L S O P O L I T I C O
Gabriel Sánchez Andraca
Ayer, destacados priistas poblanos: la diputada federal Blanca Alcalá, el diputado local Jorge Estefan Chidiac, el también legislador Lázaro Jiménez Aquino y el dirigente estatal del PRI, Néstor Camarillo, citaron a una conferencia de prensa para decir con determinación, que ellos no son traidores a la patria, como los han llamado los “morenistas”, a raíz de su votación contra la reforma eléctrica propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador y que en las elecciones del 24, derrotarán a Morena el partido en el poder.
La mayor parte de los declarantes han desempeñado varios cargos públicos, tanto de elección popular, como administrativos, y estamos seguros de que “traidores a la patria, no son”; podrán ser eficientes o ineficientes en su trabajo, pero esa es otra cosa, pero lo que sí demostraron, es que no saben cómo recobrar la fuerza de su partido. El golpe que recibieron en las elecciones del 2018, parece que los dejó totalmente desorientados, al gado de no saber, por dónde empezar para recobrar su fuerza o por lo menos, algo de su fuerza.
EL PRI FUE FUERTE EN MEXICO DURANTE CASI todo un siglo pasado. Su fuerza era incontrastable y se ganó la admiración de otros países, sobre todo de las naciones hermanas Latinoamericanas.
México no solo creció y se modernizó durante los gobiernos nacionalistas y revolucionarios del PRI, por sus programas sociales que permitieron el surgimiento de una clase media amplia y fuerte en todo el país, sino sobre todo por su organización y disciplina interna, que lo hacían poco menos que invencible.
¿Qué fue lo que paso? Eso es lo que deben analizar los actuales dirigentes y militantes destacados del partido tricolor: Pasó que descuidaron a su militancia, que altos y medianos funcionarios empezaron a corromperse; que llegaron camadas de jóvenes educados en universidades de los Estados Unidos, que habían perdido ellos sí, su sentido nacionalista y desde luego revolucionario o progresista. Ellos no pensaron realmente en hacer de este país una nación primermundista, sino arribar ellos al primer mundo, adueñándose de las riquezas del país, aunque a los demás se los llevara el tren.
Desde el principio del neoliberalismo salinista, se pretendió acabar con la historia nacional, no mencionando ya en los discursos oficiales a los héroes nacionales y menos a Emiliano Zapata, a Francisco Villa, a Venustiano Carranza y a Francisco Madero, entre otros. El discurso oficial se volvió economicista, es decir, solo se hablaba de problemas económicos: Los campesinos minifundistas solo producían 250 kilos de maíz por hectárea, entonces había que quitarles los apoyos que se les entregaban a través de los bancos Agrícola y Ejidal y retirarles el apoyo técnico de agrónomos y médicos veterinarios para pequeños ganaderos, porque constituían un gasto inútil. Para surtirnos de alimentos, se emplearía dinero proveniente de la venta del petróleo y todo arreglado. La soberanía alimentaria, la soberanía energética, era lo de menos. Nos hacíamos aliados de los “buenos vecinos”, ellos llegaban con sus grandes inversiones, de adueñaría de todo, pero darían trabajo a través de sus maquiladoras que solo llegaron a pagar el salario mínimo.
Al PRI, HABÍA QUE DESAPARECERLO, PORQUE PARA los nuevos dueños del país, era anticuado e inservible para llevar a México a los grandes escenarios mundiales.
Empezaron a agredirlo a través de la CNOP, el sector del partido Revolucionario Institucional, que agrupaba a las clases medias populares. Era el sector más dinámico, el que tenía a empleados del gobierno, a maestros, a profesionistas universitarios de donde salían los candidatos del tricolor para diputaciones, presidencias municipales, etc.
Debilitar al sector obrero no haciendo mucho caso a sus dirigentes nacionales e ignorar al sector campesino, siempre fiel, que se conformaba con las despensas y cobijas que se les repartían en invierno.
El plan era crear un sustituto del PRI que se llamaría “Solidaridad”, del que sería dueño, porque en México los partidos políticos, menos el PRI, tienen dueño, el propio Salinas, sería el dueño del partido.
Y EL DIA QUE SE FIRMO EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO con Estados Unidos y Canadá, que era parte muy importante del proyecto, que les brinca la rebelión campesina de Chiapas, con el Ejército Zapatista.
Y de ahí a la fecha, vino el derrumbe. La pax priista terminó y las rebeliones internas del partido acabaron con el.
LOS IMPORTANTES PRIISTAS QUE HABLARON AYER de fortaleza, de fuerza electoral arrolladora, etc., no hablaron en ningún momento de un proyecto para reorganizar al partido.
El PRI ha perdido su ideología liberal y revolucionaria, su alianza con el PAN, partido de extrema derecha, lo confirma; ha perdido gran parte de su estructura; ¿con cuantos comités municipales y distritales cuenta? ¿Cuántos comités seccionales le quedan? Las oficinas priistas del centro, donde ayer fue la conferencia, ¿porque están vacías y casi permanentemente cerradas, si antes eran un centro de intensa actividad política, donde iban campesinos, obreros, locatarios de los mercados, profesionistas, maestros, etc., a tratar diversos asuntos y donde jóvenes se reunían en las tardes para tomar cursos, para dialogar e incluso para divertirse?
EL PRI NO HA PERDIDO TOTALMENTE SU ESTRUCTURA. Puede rescatarse una buena parte de ello, pues en la provincia poblana hay todavía, cada vez son menos, pero quedan algunos priistas fieles y la prueba es que el PRI sigue triunfando en pequeños municipios pese a que el PAN presume de ser la segunda fuerza política en el Estado y los priistas de cúpula, parecen estar de acuerdo con su ahora aliado, tanto que la plaza de la capital de la entidad, prácticamente ya se la entregaron.
Las declaraciones bravías, son buenas, si están respaldadas por una buena organización y un buen proyecto a futuro y es lo que los priistas distinguidos no parecen tener. Ojalá y empiecen a pensar como priistas y no como miembros de una alianza “Vamos por México”, donde la batuta parece que la lleva el PAN.