Victor de Regil
Los precios de prácticamente todos los productos, principalmente los que corresponden a la canasta básica, se encuentran por los cielos, lo que afecta, como casi siempre sucede, a las clases más pobres.
Y es que, la inflación les afecta más por que la subida de precios se da principalmente en alimentos, a los que destinan una mayor proporción de sus ingresos las familias con menores recursos.
Recientemente, México registró en abril una inflación anual de 7.68 por ciento, el nivel más alto registrado en 20 años, pero para los hogares más pobres la inflación superó ese nivel y llegó hasta 8.74 por ciento, de acuerdo con un estudio realizado por el IMCO.
El Instituto Mexicano para la Competencia (IMCO) señaló que los hogares que percibieron en promedio 3 mil 313 pesos mensuales, sufrieron una inflación anual de 8.74 por ciento, mientras que los hogares con ingreso promedio de 54 mil 427 pesos, fue de 7.48 por ciento.
Lamentablemente, se espera que esta subida siga los siguientes meses, incluso no se descarta la posibilidad de que la inflación alcance los dos dígitos, superando el 10 por ciento, por el mes de junio.
En el estudio del IMCO se observó que la inflación pegó cada vez menos a los hogares, conforme su ingreso trimestral aumentó, con lo que cada decil fue disminuyendo el impacto inflacionario, hasta llegar a un nivel por debajo del promedio nacional.
Pero aquí surge una pregunta ¿A qué se debe que la inflación pegue más a los hogares más pobres? De acuerdo con el IMCO, esto es por sus canastas de consumo, pues los hogares más pobres dedicaron la mayor parte de sus ingresos a la compra de alimentos, los cuales tuvieron una inflación del 12 por ciento anual.
Siguiendo con información dada a conocer por el IMCO, el primer decil, es decir el de las familias más pobres, destina hasta 50.2 por ciento de su gasto en compra de alimentos, proporción que disminuye conforme aumenta el ingreso y que llega hasta 28.5 por ciento en los hogares con mayor ingreso.
La canasta de consumo de las familias con menores ingresos se concentra en los productos que registraron los mayores niveles de inflación en los que encontramos productos como los cereales, carnes y verduras, lo que supone un sacrificio del gasto dedicado a otros bienes, los que menos inflación presentaron.
En contraste, las familias con ingresos mas altos gastaron principalmente en servicios como lo son la educación, servicios de automóviles o comunicación, los cuales presentaron niveles de inflación más bajos, por lo que, por su tipo de consumo, estos hogares tuvieron una inflación por debajo de la nacional.
Esto quiere decir que con todo y que la inflación per se no distingue entre hogares o niveles de ingreso, sí lo hace entre productos, por lo que si una familia destina más ingresos a comprar los productos con mayor inflación, ésta se resiente más.
El problema que el IMCO encontró radica principalmente en el destino del gasto de cada familia, pues tan solo productos entre los que se encuentran las verduras, los lácteos, los aceites y las grasas, los hogares del decil más pobre destinaron el 11 por ciento del gasto y para los hogares de más ingreso este gasto fue de 4.5 por ciento.
El gasto en educación contrasta con el gasto en alimentos, pues es aquí en donde el decil más rico gastó 9.8 por ciento de sus ingresos, porcentaje que va disminuyendo conforme el nivel de ingresos baja, con lo que las familias más pobres destinaron a ese gasto sólo 2.4 por ciento de su ingreso.