Victor de Regil
Luego de haber conseguido una de las asistencias más grandes de la historia, la marcha lopezobradorista de este domingo en la Ciudad de México, por supuesto quedó muy lejos de convocar a un millón de personas, como presumen los organizadores. En cambio, fue un escenario, virtual y real, de batalla entre los aspirantes a la gubernatura de Puebla, quienes buscaron crear la percepción de su cercanía con Andrés Manuel López Obrador y su identificación con la 4T. Hubo quienes lo consiguieron y otros que burdamente fracasaron.
Los especialistas en este tipo de concentraciones sostienen que una convocatoria de un millón de personas hubiera colapsado el centro de la ciudad. Hubiera sido imposible siquiera caminar.
Lo cierto es que la marcha a la que convocó el Presidente de la República, con el pretexto de los 4 años de la Cuarta Transformación (4T), que se cumplen el 1 de diciembre, ha sido de las más grandes de los últimos tiempos.
Incluso al parejo o por encima del cierre de la marcha zapatista en 2001. O del desafuero contra AMLO en 2005.
En relación a los poblanos, quienes en la mayoría de los casos salieron en camiones desde un día antes o en la madrugada del domingo 27 de noviembre, se calcula que asistieron en un número mayor a 15 mil.
Este tema a los morenistas poblanos les sirvió de entrenamiento para la marcha masiva local que tendrá cita este 4 de diciembre.
Contingentes de toda la entidad acudieron. Mayormente de la capital, la zona conurbada y la Mixteca.
También todos, sí, todos los políticos con intereses domésticos se dejaron ver en la marcha.
Anduvo por ahí la ex presidenta municipal de la capital poblana, la impresentable Claudia Rivera Vivanco, pero sin que nadie la reconociera o la conociera. Es una más en la anónima multitud. Grabó un video para sus redes, para sembrar la percepción de que está muy involucrada con la 4T.
Sólo eso. Testigos aseguran que nadie le hizo caso.
Los políticos locales compitieron por el lugar más cercano al Presidente.
Por la organización, las condiciones no fueron favorables para las llamadas corcholatas barbosistas.
Olivia Salomón, secretaria de Economía; Sergio Salomón Céspedes Peregrina, el presidente del Congreso local, y el titular de Salud, José Antonio Martínez García, no tuvieron su foto con AMLO, pero sí con sus huestes en el Zócalo de la capital del país.
Esto, porque no fueron convocados al Ángel de la Independencia, desde donde salieron Andrés Manuel López Obrador, los legisladores, los integrantes del gabinete y los mandatarios estatales.
El resto de los contingentes, en orden alfabético de su entidad, salieron escalonadamente de la Diana Cazadora y otros puntos.
A Puebla le tocó reunirse y salir del Auditorio Nacional, lo que hubiera significado marchar sin el acompañamiento al Presidente y haber llegado al Zócalo casi nada más a barrer.
Por eso los organizadores prefirieron concentrarse directamente en la Plaza de la Constitución, frente a Palacio Nacional, y esperar la llegada de López Obrador. La espera fue muy larga. Esta ocurrió mucho más tarde de lo pensado.
En avance del tabasqueño fue muy lento y por momentos nulo, por tanta gente que esperaba saludarlo o tomarse la selfie. En paralelo, se incendiaban las redes.
El senador Alejandro Armenta tuvo muy buen sitio al lado del Presidente y los miembros del gabinete y se dio gusto con las imágenes.
Caso contrario le tocó a su primo, el coordinador de los diputados federales de Morena, Ignacio Mier, quien debió colarse.
Las imágenes que de él publicó su equipo fueron tan malas, que se ve como un personaje que aprovechó el momento, pero que no tiene realmente cercanía con el mandatario.
El de Tecamachalco también mandó a personas a cargar mantas con su nombre, pero se cansaron y se terminaron yendo, antes de concluir la manifestación.
En contraste, al gobernador Miguel Barbosa Huerta le fue muy bien, pues en el sitio de su llegada, sobre Avenida Reforma, a unos pasos del Ángel, arribó también a los pocos minutos el Presidente.
Lo saludó con mucho afecto, como se observa en las fotografías que captaron ese momento.
Luego fue imposible seguirle el ritmo.
AMLO literalmente era abrumado por la gente. Tuvo que dejar de marchar a la altura del Monumento a Cuauhtémoc, luego de dos horas en las que apenas había avanzado un kilómetro.
Lo llevaron directamente al Zócalo. Barbosa Huerta siguió y fue recibiendo mucho apoyo de la gente.
Esa fue una realidad comprobable en videos y fotos.
La gran marcha de la Ciudad de México se replicará, en sus dimensiones estatales, el próximo 4 de diciembre en la capital poblana.
Se vivirá otra batalla entre los aspirantes.Un capítulo más de esta guerra con sabor a 2024.