Los penales de Puebla, los pendientes

 

 

 

 

 

 

Victor de Regil

 

La mayoría de los penales que existen en Puebla se encuentran en severas crisis de delincuencia, hacinamiento, desgobierno, faltas constantes a los derechos humanos, insalubridad, entre otros más, volviéndose unas verdaderas universidades del crimen donde la readaptación social, en casi todos los casos, jamás llega.

Pero, dentro de todo este escenario tan complejo, es importante mencionar y reconocer que durante los diez meses que van del 2025 el Centro de Reinserción Social (Cereso) de San Pedro Cholula ha sido el único penal en Puebla que se ha mantenido libre de escándalos. A diferencia de otros reclusorios, este no ha registrado muertos, riñas, motines o casos de corrupción en lo que va del año.

Y es que, mientras penales como los que se encuentran en los municipios de Huejotzingo, Tepexi de Rodríguez, San Miguel en la capital poblana, Tehuacán y Ciudad Serdán han enfrentado diversas crisis y observaciones de la Comisión de Derechos Humanos, la administración del de San Pedro Cholula se mantiene sin sobresaltos. Esto bajo la dirección de Irving Prado Triana, quien ha logrado mantener la paz dentro del penal.

Pero, lamentablemente, el buen trabajo que se realiza en dicho penal contrasta notablemente con lo que sucede en el Cereso de Huejotzingo donde, como se reportó en diversos medios de comunicación, a inicios de septiembre circuló un video viral que mostraba a custodios propinando una golpiza a un reo sin motivo alguno. Si bien se comprobó que el incidente no era reciente, generó un gran escándalo que puso en evidencia las condiciones de vida de los presidiarios en ese municipio.

Pero no es el único caso, pues respecto al penal de Tepexi de Rodríguez, los escándalos por corrupción y cobro de piso provocaron un cambio en la misma dirección. Además, se registró un motín en el dormitorio C, atribuido a supuestos cobros a los reos, aunque este último suceso fue desmentido por el vicealmirante Francisco Sánchez, titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP).

Esta situación se replicó en el penal de Tehuacán, donde la Secretaría de Seguridad Pública también detectó diversas irregularidades en la operación del reclusorio. Las anomalías orillaron a Gerardo de la Fuente Vázquez Medallo, entonces director del lugar, a entregar la dirección y ser sustituido de inmediato.

Por su parte, el penal de San Miguel en la capital poblana ha sido el centro de múltiples crisis durante prácticamente toda su existencia en donde encontramos situaciones que van desde riñas entre reos y la venta de artículos prohibidos, hasta asesinatos que han derivado en cambios directivos de forma incluso constante. Por ejemplo, recordemos el hecho más reciente que fue la localización sin vida del reo Arturo C., quien habría fallecido tan solo veinticuatro horas después de su ingreso al centro penitencial.

Finalmente, el penal de Ciudad Serdán ha sido objeto de severos señalamientos por parte de la Colectiva Feminista de Izquierda 19 de Marzo. Las activistas acusan la falta de medicamentos y la explotación laboral contra las internas del centro.

Aunado a lo anterior, el Cereso de Ciudad Serdán fue escenario del caso de la reclusa Marcela Hernández Álvarez, quien murió a los cincuenta años de un cáncer detectado de manera tardía. Sus familiares acusaron directamente negligencia por parte de la administración del lugar.