–Cuando se establezca una alianza entre los partidos políticos, es importante tomar en cuenta la institucionalización de las alianzas mientras duren, respetando los acuerdos y evitar fracturas.
Cuando se habla de una democracia, se encuentran dos tipos de oposición, la primera es una oposición en sentido amplio, la resistencia de un grupo ante una autoridad determinada, ante una autoridad legítima. La otra opción en sentido estricto, es que la oposición en una democracia es un movimiento también de resistencia, de contradicción, pero institucionalizada, organizada dentro del sistema político.
No se puede pensar en un régimen democrático si no hay oposición, porque la oposición lo que hace es enriquecer la discusión sobre los puntos de gobierno, controlar lo que hace el gobierno.
Lo peor que le puede pasar a una sociedad es que se tenga un gobierno que tienda a la centralización de facultades, de recursos, de decisiones y que se tenga una oposición cada vez más debilitada y tenga menor capacidad de resistencia, de contradicción frente a las autoridades, frente al gobierno establecido, acotó Herminio Sánchez de la Barquera, Decano de Ciencias Sociales de la UPAEP.
Dijo que en un sistema de gobierno parlamentario como en Inglaterra, en Alemania o Canadá, la parte que controla al gobierno es la minoría parlamentaria. En un sistema presidencial como el de México, de Estados Unidos o Argentina, quien controla al gobierno es el congreso.
Por lo tanto, comentó que es muy importante en un sistema presidencial y en un régimen democrático que haya oposición, la oposición evita lo que siempre han tenido los demócratas, la concentración del poder, es lo peor que puede pasar en un régimen democrático, que el poder comience a concentrarse cada vez en menos manos y pueda convertirse en una amenaza para todo el régimen democrático completo.
Comentó, “en el caso de México es lamentable cuando la oposición está como está. No sólo se tiene un mal gobierno, sino que también se tiene una mala oposición o no tener oposición”.
Hay que recordar que en un sistema democrático, todos los partidos políticos están en la libertad de hacer alianzas con uno o con otro, independientemente de su ideología política.
Dijo que en una democracia es importante que haya una diversidad de tomadores de decisiones, lo peor que le puede pasar a la sociedad es que se concentre el poder, las decisiones, las facultades, los recursos en pocas manos. La oposición sirve para enriquecer la discusión, sirve para controlar y para ser un equilibrio frente al poder.
Cuando se estructura la alianza de la oposición “Va por México”, muchos pensaron que esta unión podría resultar en algo negativo y era impensable por el tipo de modelo de partidos que se tenía y que en su momento fueron muy ideologizados y conforme la sociedad fue evolucionando, los partidos políticos se fueron adaptando y esto fue modificando el modelo o tipo de partido, refirió, Claudia Ramón Pérez, profesora de la Facultad de Ciencia Política y Gobierno de la UPAEP.
Expresó que el Estado de México tiene una población con cerca de 17 millones de habitantes, con votantes de alrededor de 6 millones y en las elecciones del 2021, el partido de Morena obtuvo el 30.25% de la votación; el PRI 26.63%, el PAN 13.5% y el Verde 5.3%, es decir, es muy cercana o estrecho el margen de victoria, por lo tanto, sí se requiere de establecer alianzas entre los partidos para hacer frente al partido en el poder.
En ese orden de ideas, Sánchez de la Barquera, apuntó que cuando se establezca una alianza entre los partidos políticos es importante tomar en cuenta la institucionalización de las alianzas mientras estas duren, y no dar paso a situaciones como las que sucedieron en el PRI con Alejandro Moreno y su vinculación ahora con el partido de Morena y que fracturaron la coalición anterior de “Va por México”.
Por su parte, Luis Ignacio Arbesú Verduzco, profesor del Decanato de Ciencias Sociales de la UPAEP, manifestó que el problema que se puede apreciar en esta alianza de “Va por México” que se está resquebrajando es porque observamos que el ejercicio del poder es a través del capital político. “En donde el capital político es la moneda de cambio con la cual un partido político en un proceso de una democracia representativa, adquiere ciertas preferencias y tiene cierta legitimidad”.
Arbesú Verduzco señaló que este capital político lo han medido en tres formas, primero el voto duro, de aquellos que votan siempre a favor del partido y llevan una contabilidad de las diferentes instituciones y de cómo funciona. Segundo, tiene que ver con el simpatizante que en un momento determinado, puede estar de acuerdo con las ideas aunque no milite en el partido. Y tercero, el cambiante “switcher”, denominado así en los procesos electorales a los individuos que pueden estar cambiando o no.
Agregó que estos tres aspectos se ven en función de cómo se han dado los resultados y ese podría ser un gran error, es decir, parece ser que a los partidos políticos al menos de la oposición en nuestro país en los últimos años, se ha olvidado del elemento central que es la ciudadanía, el electorado, y el número de votos que obtuvieron en cada proceso electoral y que va cambiando a través del tiempo.
“Todo parece ser que los partidos políticos no observan a la ciudadanía y no observan cómo está cambiando su comportamiento de preferencia. Y el problema ahora es que no sólo tenemos una ciudadanía o incluso una militancia política que se maneja de manera directa con los partidos políticos, sino que ahora se tiene una cibermilitancia, concepto nuevo, gente que puede estar o no, siguiendo un instituto político a través de todos los elementos de información y tecnologías contemporáneas, que está abriendo una brecha diferente que no la están observando ningún partido político de México y en el resto del mundo, tendencia que invita a ver las cosas de manera diferente”.
Ignacio Arbesú dijo que es momento de partir desde la ciudadanía y partir de la integración ciudadana, principalmente de la unión ciudadana. Porque sabemos que las fuerzas políticas que tengan la mejor capacidad para respetar dos cosas, la libertad de la ciudadanía y decidir en un momento determinado hacia dónde orientar sus gustos, preferencias y necesidades, y la segunda, la congruencia con los planteamientos que se hayan hecho, podrán fortalecer el funcionamiento de cada partido político al momento de establecer alguna alianza.