Victor de Regil
Pasan las semanas y continúan las especulaciones en torno al futuro inmediato del presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez. ¿Va o no por la candidatura a la gubernatura? ¿Evitará riesgos y mejor optará por la reelección? ¿Buscará una senaduría para, dentro de 6 años, buscar la gubernatura?
Ciertamente, se tratan de preguntas que muchos se hacen, incluso dentro del propio equipo de trabajo del panista. ¿Se lanza o no se lanza por Casa Aguayo?
Incluso, hace poco hubo quien manejó que ya se había bajado de la carrera por la gubernatura durante una reciente reunión con el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, situación que fue desmentida.
También se ha dicho varias veces que “da un para adelante y tres para atrás”, sobre todo luego del resultado en la elección en el Estado de México.
Y es que, aunque Eduardo Rivera evita hablar públicamente del tema y esquiva las preguntas que la prensa insistentemente le hace para que se defina, lo cierto es que él y todos sus colaboradores están preparados para el escenario A, es decir, la gubernatura, sigue siendo éste la máxima prioridad.
Al menos ese es el mensaje que el edil transmite en corto continuamente a su gabinete y a su gente de confianza.
Palabras más, palabras menos, señala que sí, la ruta 2024 pasa por la gubernatura, y les dice que se trabaja en ese sentido.
Aunque con una condicionante importante: si por alguna razón no se mantiene la alianza PAN-PRI-PRD, no tendrá ninguno sentido pelearla, pues ir solo ante Morena-PT-PVEM y otros partidos satélites, como Fuerza por México, es igual a ir al sacrificio. La única posibilidad de triunfo es con una coalición opositora amplia.
Sabe, por supuesto, que hay panistas tratando de sabotear dicha alianza: sabotearla es sabotear a Eduardo Rivera.
“Nuestra mejor carta de presentación para la gubernatura, es un buen gobierno; sigamos haciendo un buen gobierno”, es lo que básicamente le está pidiendo a sus colaboradores más cercanos.
En el interior del estado hay ya un equipo específico que ya opera y arma estructuras. Reactivan comités locales del PAN y llevan el mensaje del alcalde a la militancia, sobre todo en municipios gobernados por Morena.
El tema es claro, no admite falsas interpretaciones: Eduardo Rivera es el panista más competitivo rumbo a la gubernatura. No hay nadie más con sus números en cuanto a conocimiento, confianza e intención de voto.
Si él no va, significará que el PAN ha entregado la plaza y que Morena, con cualquier candidato, la tiene ganada.
Lo dicen las últimas encuestas: Morena conservará la gubernatura ya sea con Alejandro Armenta, Ignacio Mier, Julio Huerta, Olivia Salomón o hasta Claudia Rivera, la marca de Morena sigue siendo muy potente.
Las distintas mediciones que se han realizado son claras: Los precandidatos de Morena pueden ganar al principal precandidato del PAN-PRI-PRD, aunque con distintas diferencias, siendo Eduardo el más competitivo.
En resumen: Si no es Eduardo Rivera el candidato de la oposición, entonces no hay quien pueda dar competencia a Morena.
Es casi una necesidad que el PAN vaya con el alcalde. Ir con Genoveva Huerta, Ana Teresa Aranda, Paco Fraile o algún otro panista, es regalar Puebla.
Lo mismo sucedería con cualquiera de los priístas que han levantado la mano como Blanca Alcalá o Néstor Camarillo.
¿Entonces se lanza o no se lanza? Sí, sí se lanza. Tanto por convicción como por necesidad. Y ya, ya se acerca la hora cero para Eduardo Rivera Pérez.