Víctor de Regil
El entonces presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, señalaba que el aparato burocrático federal era más complejo de lo que se imaginaba. Moverlo en la dirección adecuada, resultaba muy complicado.
Las resistencias, las inercias, los usos y costumbres, la corrupción y un largo etcétera, lo convertían, efectivamente, en un “elefante reumático”. Un gigantesco monstruo de mil cabezas muy difícil de domar.
Lo anterior, luego que el gobernador electo, Alejandro Armenta, acudió al Congreso del estado para, en su calidad de ciudadano, presentar por fin la famosa iniciativa de nueva Ley Orgánica de la Administración Pública.
Una robusta iniciativa que busca eso: modernizar la administración pública, reducir la burocracia, agilizar procesos y hacer uso de la tecnología en beneficio del ciudadano. Que eso, que suena fácil pero es muy complejo, se concrete en los hechos, ya es otra cosa. Pero la idea central de la propuesta del próximo titular del poder Ejecutivo, va en ese sentido.
Ciertamente, ya se verá si funciona en el día a día. Aunque haya quien así lo crea, gobernar no es tan sencillo. Una cosa es una campaña electoral y otra, muy diferente, el ejercicio del gobierno. Todo cambio implica nuevos procesos, nuevos sistemas, nuevos esquemas. Y más si ese cambio se pretende profundo, como es el caso. La curva de aprendizaje será inevitable. Del liderazgo del nuevo gobernador, y de la calidad, experiencia y eficiencia de sus colaboradores, dependerá que ese elefante enfermizo se mueva.
Es común que cada nuevo gobernador modifique, según su criterio, la estructura gubernamental. No es esta la primera vez ni será la última que ocurra.
Armenta es administrador de profesión. Acompañado de los coordinadores parlamentarios de todos los partidos, explicaba que la iniciativa es el resultado de 40 años de estudio de la administración pública y que la misma se fundamenta en su tesis doctoral.
Mucho se ha dicho que tal iniciativa -que incluye los alcances operativos, las implicaciones jurídicas y sobre todo el impacto presupuestario -engrosará la burocracia para dar cabida en el gobierno a todos y todas quienes se la jugaron con el hoy gobernador electo.
Pero eso, desde el entorno de Armenta, se ha negado repetidamente. De hecho se mantiene el mismo número de dependencia (17) que existen a la fecha.
Se crea, eso sí, la tan comentada Coordinación de Gabinete, destinada para el diputado José Luis García Parra, el operador más cercano a Alejandro Armenta y quien contará con amplias facultades legales, técnicas y políticas.
Se crea la Secretaría de Deporte y Juventud, lo que implica la extinción del Instituto Poblano del Deporte y del Instituto Poblano de la Juventud.
Se crea la Secretaría de Ciencias, Humanidades, Tecnología e Innovación, lo que acarrea la extinción del CONCYTEP.
Se fusiona la Secretaría de Administración con la Secretaría de Planeación y Finanzas: Secretaría de Planeación, Finanzas y Administración.
Se fusiona la Secretaría de Economía con la Secretaría del Trabajo: Secretaría de Desarrollo Económico y Trabajo.
Se cambia la nomenclatura de las siguientes dependencias: La Secretaría de Cultura ahora se denominará Secretaría de Arte y Cultura; La Secretaría de Turismo ahora se denominará Secretaría de Desarrollo Turístico; La Secretaría de la Función Pública se denominará Secretaría de Anticorrupción y Buen Gobierno.
Muchos de los cambios, las adecuaciones y los movimientos obedecen a la armonización que Armenta busca con la presidenta Sheinbaum. De hecho, esperó hasta que ella enviara al Congreso de la Unión su propuesta de reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal para entonces proceder en consecuencia.