Por: Atilio Alberto Peralta Merino
El pasado martes 14 de noviembre, en el marco de la celebración de la feria del libro de la Ciudad de Tehuacán se presentó la novela de mi autoría “Que te vaya bien”, en la sacristía del antiguo Convento de San Francisco.
Sede que no deja de resultar por demás significativo dado que los que habitantes circunvecinos del convento , al continuar en su mayoría asentados de manera dispersa en las sitiales ocupados por sus ancestros popolocas, determinaron que , Fray Miguel Navarro, como provincial franciscano, ordenara en 1568 que los friales se retiraran del lugar.
Decisión que determinó según narra Fray Juan de Torquemada en la “Monarquía Indiana” que : “otro día siguiente amaneció tapiada la portería del monasterio, dejando solamente un pequeño agujero por donde entrase y saliese a gatas un indio. De día venía al patio muchas indias con sus criaturas y traían sus piedras de moler y le molían y hacían su comida, y lo demás del tiempo hilaban su algodón, armando sus tendezuelas que les hacían sombra”.
Ordenó el prelado entonces que , no pudiendo sacar del monasterio los libros que albergaba, saliesen los frailes dejándolos atrás, más, queriendo emprender la salida “ hallaban que se ponían delante un escuadrón de mujeres, hechas una piña”, ante lo que el provincial hizo llagar la indicación a los frailes amorosamente sitiados por conducto de un viajero que se dirigía a la ciudad de Guatemala que no ofrecieran los servicios religiosos a la población , causando estragos tales en su ánimo que terminaron por consentir en la marcha.
Comenzó entonces el arduo traslado de libros al convento ubicado en Tecamachalco, hasta que, finalmente, y dado que la población había comenzado a asentarse en las inmediaciones del monasterio, Fray Miguel Navarro rectificó en su decisión de clausurar el correspondiente a Tehuacán, resultando notable el cargamento de reubicación de vastos e innumerables ejemplares de teología, filosofía , historia sagrada y latinidades que retornarían a su original recinto.
A la reseña de mi propia autoría, publicada en las paginas de la revista e-consulta el pasado 3 de junio del presente año, y que se acerca a las 7 mil visitas, lo cual resulta por demás gratificante, habría que agregar la que el propio día 14 de noviembre escribiera la talentosa novelista mexicana Inés Récamier, autora de formidables relatos como “Entre Mundos”, novela escrita sobre el mundo de las redes sociales que vale la pena de leerse por sus claros acentos “falubertianos” traídos con clara inteligencia a nuestros días, y ni que decir de “El Quinto Cristal”, en el que la autora aborda el tópico de la esquizofrenia con enorme profundidad en la construcción de los personajes, reflejando con ello un talento literario que no requiere de promociones o padrinazgos de mafia “cultural” alguna.“Resonó en mi imaginación- escribe en su reseña Inés- la voz potente del padre Julio César oficiando la homilía en memoria de su primo, el más prominente magnate de la industria cementera en el país y acaso incluso en todo el hemisferio…”
… Hoy, casi un año después de haber recibido “Que te vaya bien”, de mi amigo, abogado, periodista y escritor, Alberto Peralta Merino, quiero platicarles que una vez que empecé a leer esta novela no quise detenerme.
Alberto es una persona que desborda conocimiento -tanto cultural como académica- y sus obras se caracterizan por las diferentes referencias que hace a otros artistas como músicos, escritores, filósofos, arquitectos y, sobre todo, por la información que nos entrega.
Alberto nos da una visión periodística dentro de una historia redonda en la que descubrimos pasajes de nuestra propia vida, y lo más interesante es el deseo que despierta en nosotros de investigar para seguir leyendo.
“Que te vaya bien”, de Alberto Peralta Merino, entreteje la religión con el poder, la historia, la política y el arte. Una vez más, aplaudo y agradezco a este autor.”
En Tehuacán, la presentación de la novela en cuestión correría a cargo de don Luis Benavides Ilizaliturri, profundo conocedor de ciencias tanto humanas como divinas, las palabras pronunciadas en la ocasión por don Luis resultan por lo demás estimulantes y gratas.
“Se trata, -dice don Luis- de una novela de erudición “orguistica (de indignación) que nos describe una trama de sucesos que reflexivamente acompañan el meollo de la novele, de principio a fin.
También, pienso que además de ser una novela es un aguijoneante documento que para comprenderlo en profundidad exigiría utilizarlo como guía de talleres de diversas disciplinas: literarias, éticas, históricas, sociales para aprovechar cada una de las diversas referencias que en su recorrer se apuntan como tintineo apelando a consultas, lecturas y personajes.
La fluidez a que obliga su lectura frecuentemente deja espacios para contrastar la cotidianidad que vivimos con las situaciones y circunstancias que se van acumulando en el devenir novelado”.
El último de los aspectos referidos por don Luis me hace sentir el haber colmado, al menos parcialmente mi aspiración, de encontrar los vasos comunicantes entre nuestro habitual acontecer y los sucesos del magno acontecer de la historia, dado algún sentido a nuestra existencia en medio del transcurrir de la vida que, como señalara Martín Heidegger es el camino que irremisiblemente nos conduce a la muerte.
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