Investigación describe qué métodos utiliza la Unión Americana para rechazar a las personas en movimiento
· IBERO CDMX e IBERO Puebla presentan de forma virtual el libro ‘La máquina de la deportación, la larga historia de expulsión de inmigrantes de Estados Unidos’
Valentina González / ICM
En el libro La máquina de la deportación, la larga historia de expulsión de inmigrantes de Estados Unidos (Princeton UP, 2020), de Adam Goodman, académico asistente de Historia y Estudios Latinoamericanos y Latinos de la Universidad de Illinois, en Chicago, se exhiben los distintos mecanismos que utiliza EU para expulsar a las personas migrantes.
En la presentación del ejemplar, Goodman compartió de manera virtual con su auditorio puntos clave sobre su investigación, entre ellos, todo lo relacionado a las deportaciones sin el debido proceso legal, y señaló tres importantes mecanismos de expulsión en particular:
1) Deportación formal. Se dan por orden de un juez y tienen consecuencias severas. Tras el cambio de ley en 1996 se empezaron este tipo de deportaciones.
2) Salida ‘voluntaria’. El 85% de los 57 millones de deportaciones que se han registrado desde 1892 han sido por este mecanismo (personas mexicanas representan 9 de cada 10 deportados). Es decir, expulsiones rápidas, por órdenes administrativas que pasaban después de que un agente detenía a una persona que se encontraba de forma irregular en ese país. Estas acciones son unilaterales, no requieren de ningún permiso ni la colaboración de otro país, y requieren del poder discrecional de agentes que vigilan la frontera y comunidades migrantes en EU.
“Los agentes usan amenazas para forzar o coaccionar a las personas a formar un documento en donde señalan estar de acuerdo en salir del país a través de este mecanismo. La gran mayoría de las deportaciones que ha hecho Estados Unidos ha sido por salida voluntaria”, explicó Goodman.
3) Autodeportación. Hacer la vida de las personas sin documentos tan miserable que saldrían sin tener contacto con un oficial. Esto consiste a través de campañas de miedo, redadas, leyes restrictivas y antiinmigrantes, violencia y el uso de los medios para asustar a las personas para que salgan “solos”.
“No podemos entender la historia de la deportación sin tomar en cuenta la deportación por salida voluntaria y también las autodeportación, y cómo funcionaban juntos es clave en mi estudio”, señaló.
La presentación virtual de este libro fue organizado por IBERO CDMX, a través la Maestría en Estudios sobre Migración y la Licenciatura en Historia; así como por IBERO Puebla, a través de su Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, S. J. y la Licenciatura en Relaciones Internacionales.
El Dr. Guillermo Yrizar Barbosa, académico de tiempo y responsable de Asuntos Migratorios del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, S. J., comentó que la máquina de deportación, según lo que interpretó a partir del libro, es una compleja herramienta sociopolítica de control que ha funcionado para excluir y separar personas, familias y comunidades, en beneficio de unos cuantos y en perjuicio de millones.
“La larga historia de expulsión de inmigrantes de Estados Unidos, según lo entiendo después de leer a Adam, es también una larga y obscura historia de la vergonzosa cooperación (o colusión) de México en el maltrato y la violación a derechos humanos de personas migrantes en Norteamérica”.
Añadió que el libro menciona que, desde las primeras décadas del siglo XX, funcionarios estadounidenses han tenido un gran poder discrecional, pues la máquina de la deportación que legisladores y burócratas en migración establecieron durante ese tiempo priorizó velocidad y economía por encima del derecho constitucional de las personas al debido proceso, y que es ahora la realidad de México hacia Centroamérica.
A través de un impresionante y cuidadoso trabajo en archivos a ambos los de la frontera, como buen historiador y mediante experiencias de personas, Adam presenta ejemplos de cómo las personas migrantes en ambos países han sido referidas y tratadas como “no-personas”, con la complicidad de autoridades migratorias en Estados Unidos y México.
“Nos muestra que una mercancía específica, los plátanos de Tabasco, recibían un mejor trato (pues tenían aire acondicionado) en comparación con cientos de familias mexicanas expulsadas como “sardinas” en un barco de carga, sufriendo un infierno de varios días al no contar con condiciones mínimas de dignidad en su viaje, una experiencia traumática que incluía el soportar vómitos de compañeros de odisea y que orilló a unos cuántos a tratar de escapar o terminar con su vida en altamar”, dijo el académico.
Por su parte, Audrey Hudgins, académica de la Universidad de Seattle, explicó que las y los migrantes mexicanos en Estados Unidos son personas muy valientes y persistentes en un país que está siendo rehén de su historia racista y xenófoba. EU es al mismo tiempo una nación “hecho por” y “en contra de” inmigrantes de todo el mundo.
“Mientras Estados Unidos lucha contra su pasado racista y xenófobo, el migrante está en ‘un estira y afloja’ de la cuerda de la lucha. El migrante está siendo estirado entre la seguridad nacional y la seguridad humana; la vida y el sustento de los migrantes cuelgan en el equilibrio”, dijo la especialista.
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