Victor de Regil
A pesar de sus malos resultados obtenidos en la pasada elección, Morena es el partido hegemónico en Puebla y se ha convertido en un jugoso botín por el que varios grupos están interesados en mantener el control.
Y es que, aunque algunos ya han levantado la mano y otros construyen con prisa sus propias vías para buscar la dirigencia, la realidad es que la disputa por el Comité Ejecutivo Estatal de Morena en Puebla tiene un camino todavía largo y complicado, que está supeditado a muchas otras definiciones nacionales.
Se ha emplazado al relevo para el 31 de octubre. La fecha debe considerarse tentativa, porque así llevan tres años los morenistas poblanos.
Sin embargo, muchas cosas pasarán en el Comité Ejecutivo Nacional, el Consejo Nacional y el Congreso Nacional, antes de que siquiera haya un poco de luz sobre el tema poblano.
Definitivamente, quienes aspiren a encabezar el partido mayoritario en el estado deberán prepararse para una carrera sinuosa, de largo aliento, que deberán caminar con caparazón grueso y mucha paciencia.
En el horizonte de Morena, en lo inmediato primero estará la Consulta Popular sobre los ex presidentes.
De ahí saldrán fortalecidos algunos grupos y otros debilitados. Todo dependerá de la eficiencia que tengan para sumar participantes a las urnas el 1 de agosto.
No podemos olvidar que, para que la consulta sea vinculante, es decir, que se deba convertir en una acción jurídica concreta, deberá tener al menos la participación de 40 por ciento de la Lista Nominal nacional. Nada menos que 37 millones 411, 389 ciudadanos, porque están inscritos 93 millones 528, 473 ciudadanos.
Un reto enorme para los líderes, cuadros y simpatizantes de Morena. Para la estructura lopezobradorista del país.
Aunado al desempeño de los líderes, para consumar una eficiente consulta, como la quiere el Presidente, hay que sumar un ingrediente más que divide a los morenistas, en Puebla y en el país, y con el que el mismo Andrés Manuel López Obrador ha contribuido con su propia carga para la disputa: la lista de los presidenciables.
Los “tapados” o más bien destapados ya hacia la sucesión de 2024. El tabasqueño ya dio una lista:
Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de Ciudad de México, y el canciller Marcelo Ebrard, principalmente.
Juan Ramón de la Fuente, embajador de México ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU); Esteban Moctezuma, embajador ante Estados Unidos.
Tatiana Clouthier, secretaria de Economía; y Rocío Nahle, titular de la Secretaría de Energía.
Cada uno de ellos tendrá, seguramente, seguidores en Puebla y esos grupos poblanos que apoyen a tal o cual presidenciable tendrán también alguna fuerza en busca de la renovación de la dirigencia.
La lista del mismo López Obrador ya dejó divisiones.
El Presidente descartó de esa posibilidad al coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal, jefe político del poblano Alejandro Armenta.
Todo eso juega y pesa y todo deberá tener impacto en la cúpula nacional de Morena. Ya luego, voltearán los ojos a Puebla.
Entre los aspirantes poblanos están el próximo ex alcalde de San Pedro Cholula, Alberto Arriaga Lila.
A Karina Pérez Popoca, de San Andrés, no habría que descartarla.
Claudia Rivera Vivanco, quien dejará la alcaldía capitalina el 15 de octubre, primero deslizó que sí le interesaba, pero luego aclaró que no. Sin embargo, su grupo tendrá un candidato o candidata para esa posición. Aquí a nadie se puede descartar.
Tampoco suponer que alguien ya es favorito o favorita.