-Los recursos son considerablemente bajos en comparación con grandes potencias como Estados Unidos, China y Corea del Sur, que destinan entre el 2.5% y el 4% de su PIB a estas áreas.
Como físico y científico, me gustaría enfatizar la importancia de la física y su interacción con diversas disciplinas, como las ciencias de la tierra, las agrícolas, las químicas, biológicas y ambientales. La física no solo contribuye al desarrollo tecnológico y económico del país, sino que también genera conocimiento fundamental que nos permite competir y colaborar con otras naciones, destacó Pablo Marco Trejo García, profesor del departamento de Física de la UPAEP.
De igual forma, la física promueve el desarrollo intelectual y fomenta vocaciones científicas desde una edad temprana, a través de iniciativas como las de la Sociedad Mexicana de Física.
Advirtió que, en México, uno de los desafíos más significativos es la fuga de cerebros. Este fenómeno ocurre cuando el país invierte en la educación de sus ciudadanos, pero luego estos emigran y sus conocimientos benefician a otros países. Este problema se agrava por la falta de condiciones laborales adecuadas y oportunidades para el desarrollo científico dentro de México. Es esencial que abordemos esta situación, creando un entorno que atraiga y retenga a nuestros talentos.
Pablo Trejo manifestó que otro punto crítico es la insuficiente vinculación entre la ciencia y la industria. Aunque contamos con grandes industrias extranjeras, estas suelen traer a su propio personal, sin involucrar significativamente a los profesionales mexicanos. Es necesario establecer políticas públicas que fomenten la colaboración entre el sector científico y el industrial, incrementando así nuestra productividad y capacidad de innovación.
Dijo que en términos de desarrollo sustentable, México tiene un enorme potencial debido a sus recursos naturales. Nuestra vasta costa, por ejemplo, podría ser explotada para la generación de energía eólica, posicionándonos como un líder en energía renovable. Esto no solo mejoraría nuestra autosuficiencia energética, sino que también nos permitiría exportar tecnología y conocimiento a otros países.
Indicó que se espera que el nuevo gobierno implemente estrategias efectivas para superar estos desafíos y promueva un crecimiento sostenido en ciencia, tecnología y educación. “En unos años, podríamos reunirnos nuevamente para evaluar si hemos logrado avances significativos y cómo estos han impactado en nuestra sociedad”, acotó el académico.
Agregó que es fundamental que se incrementé la inversión en investigación y desarrollo, fortalecer la vinculación entre academia e industria, y mejorar las condiciones laborales para nuestros científicos. Solo así, se podrá construir un futuro próspero y sostenible para México.
Por su parte, Yesica Yazmín Escobar Ortega, profesora del Área de Física de la UPAEP, subrayó que la física es fundamental para el desarrollo, la innovación y la tecnología en nuestro país. En los últimos años, hemos observado cambios significativos, y es evidente que necesitamos realizar ajustes positivos que favorezcan a nuestra sociedad.
Señaló que desde 1970, con la creación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), se buscó reunir a la comunidad científica y gestionar la inversión en estas áreas. Sin embargo, en los últimos años, la inversión del Producto Interno Bruto (PIB) en ciencia, tecnología e innovación ha disminuido, situándose en alrededor del 0.3%. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) recomienda que los países destinen al menos el 1% de su PIB a estas áreas.
Dijo que comparativamente, países como Brasil ya han alcanzado un 1.17%, mientras que naciones de primer mundo destinan hasta un 5.4%. Es evidente que necesitamos políticas públicas que incrementen esta inversión si queremos fortalecer nuestra comunidad científica y avanzar como país.
Un desafío adicional que enfrentamos es la brecha en infraestructura y acceso a la tecnología. En muchas zonas rurales, la falta de caminos adecuados y servicios básicos impide cualquier desarrollo significativo. Sin una infraestructura adecuada, las posibilidades de realizar experimentos y proyectos tecnológicos se ven severamente limitadas. Además, aunque hemos promovido áreas STEM (por sus siglas en inglés, ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), desde una edad temprana, aún queda mucho por hacer para proporcionar a los estudiantes los recursos necesarios para su desarrollo, refirió la académica.
Comentó que otra cuestión crucial es la necesidad de reconocer la importancia de la diversidad en la investigación. La ciencia básica, que puede no tener aplicaciones inmediatas, es esencial para sentar las bases de futuros avances tecnológicos. Históricamente, científicos como Galileo y Newton realizaron descubrimientos fundamentales que aún hoy utilizamos. Limitar el apoyo a la ciencia básica en favor de la investigación aplicada puede obstaculizar el desarrollo de nuevos conocimientos y tecnologías a largo plazo.
Apunto que en los últimos años, se ha visto una disminución en los apoyos para la ciencia básica, enfocándose más en la ciencia aplicada. En países desarrollados, se continúa apoyando esta diversidad en investigación, lo que les permite estar a la vanguardia del conocimiento y la innovación. En México, es crucial que reconozcamos y fomentemos esta diversidad para no quedar rezagados en el panorama científico global.
En su intervención, María de Lourdes Moreno Hernández, del departamento de Física de la UPAEP, apuntó que la inversión en investigación y desarrollo tecnológico en México sigue siendo considerablemente baja en comparación con grandes potencias como Estados Unidos, China y Corea del Sur, que destinan entre el 2.5% y el 4% de su PIB a estas áreas.
Declaró que en México, actualmente se cuenta con 42,284 investigadores reconocidos por el CONAHCYT, que trabajan en diversas áreas del conocimiento, desde la salud y las ciencias sociales hasta las ciencias exactas y naturales. Además, tenemos 138 centros de investigación distribuidos en diferentes disciplinas. Sin embargo, este número podría incrementarse significativamente si se proporcionaran los apoyos necesarios.
Afirmó que es fundamental que en los próximos años se incremente el presupuesto destinado a la investigación y desarrollo. “Esto no solo elevaría nuestro nivel de conocimiento y capacidad tecnológica, sino que también nos posicionaría a la par de países en rápido crecimiento, e incluso nos permitiría alcanzar a las naciones más desarrolladas. La mejora en sistemas de producción de energía, el desarrollo de tecnologías de la información y la creación de nuevos dispositivos electrónicos son solo algunas de las áreas con un gran potencial de crecimiento”.
Moreno Hernández expresó que en México, también se cuenta con aproximadamente 1.4 millones de personas con estudios de posgrado en áreas de ciencias, de los cuales 1.2 millones tienen maestrías y el resto, doctorados. Estas cifras indican un campo vasto de desarrollo y crecimiento que necesita ser potenciado a través de una mayor difusión del conocimiento y la creación de programas de mentoría que fomenten el interés por estas disciplinas desde una edad temprana.
La inversión en educación, especialmente en áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), es crucial para el desarrollo futuro del país. La promoción de estas áreas no solo debe enfocarse en los niveles superiores de educación, sino también en la formación básica, asegurando que desde el preescolar hasta la universidad, los estudiantes cuenten con los recursos y el apoyo necesario para desarrollarse adecuadamente.
En conclusión, para que México pueda alcanzar un nivel de desarrollo comparable al de las grandes potencias, es necesario incrementar la inversión en investigación y desarrollo, mejorar la infraestructura educativa, y fomentar tanto la ciencia básica como la aplicada. Solo con un esfuerzo conjunto entre el gobierno, la industria y la academia, podremos asegurar un futuro próspero y sostenible para nuestro país.