Pedro Rendón/ ICM
· La Mtra. Sylvia Schmelkes, Vicerrectora de la IBERO, considera que la educación debe tener una conversión
· La Mtra. Araceli Téllez, Directora General de Formación e Incidencia Ignacianas, menciona que debe haber contacto permanente con la realidad
En la Mesa sobre el Pacto Educativo Global. Una lectura desde la IBERO CDMX, la Maestra Sylvia Schmelkes del Valle, vicerrectora académica de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, compartió sus ideas sobre cómo concretar el Pacto Educativo Global, convocado por el Papa Francisco, específicamente en torno al compromiso que se debe asumir para lograr la conversión a la ‘ecología integral’, que es otro de los llamados del Pontífice.
En primera instancia, dijo que ella cree que el Pacto, al igual que las encíclicas de Francisco, Laudato si’ y Fratelli Tutti, obedece a un sentido de urgencia, porque están en riesgo la vida en y del planeta.
Obviamente, el mayor riesgo es el calentamiento global, que marcha a pasos agigantados y está destruyendo las condiciones para la vida y que, en los intentos por controlarlo, la humanidad se ha “enfrentado a la barrera miope y cortoplacista de los intereses económicos de las grandes corporaciones anónimas, con la complacencia evidente de muchos gobiernos”.
Dicho sentido de urgencia, añadió, también obedece a la pandemia del COVID-19, que se originó en el contacto de los seres humanos con los animales silvestres, a quienes se les ha destruido su hábitat, consecuencia del daño que la humanidad ha hecho a la Casa Común (la Tierra).
Para lograr la conversión hacia la ‘ecología integral’, Laudato si’, así como la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, tienen que constituirse en referencias fundamentales para orientar las políticas públicas, para indicar el rumbo de la educación y, “por qué no decirlo, para orientar las protestas y las luchas en contra de los intereses que impiden el progreso hacia su logro”.
En todo esto, la educación juega un papel central, de ahí la importancia del Pacto Educativo Global al que está convocando el Papa, señaló Schmelkes del Valle, quien coincide con Francisco en que la batalla principal se tiene que lograr en el terreno de lo educativo.
La conversión de la educación
La Vicerrectora de la IBERO comentó que la propia educación se tiene que convertir. Y, ante todo, debe ella misma ser justa, respetuosa de los derechos humanos y de la diversidad, guiada por una ética de cuidado, ser equitativa, dar más a los que más lo necesitan y a cada quien lo que requiere, estar guiada por el derecho a aprender y por la equidad de género, estar abierta a los aportes culturales de “nuestra población diversa” y tiene que estar preocupada y ocupada por el bienestar integral de todos y de todas.
Agregó que la pandemia “nos ha enseñado” que la presencia es indispensable en la educación, la cual necesita de la presencialidad para desarrollar habilidades básicas y superiores de pensamiento, que son la base del ‘pensamiento crítico’, que el Papa Francisco ubica en el centro de la conversión. Conversión que es un asunto de ‘formación valoral’ profunda, que consiga forjar criterios de juicio y de acción, y un cambio para formar para la convivencia pacífica y la vida democrática.
Asimismo, dijo la Maestra, se debe aceptar que el ‘desarrollo cognitivo’ está a la base del pensamiento crítico y de la formación valoral. Pero un desarrollo cognitivo que no consiste sólo y principalmente en acumular conocimientos, sino más bien en desarrollar las habilidades básicas de lectoescritura y cálculo; y las propias del método científico: observación, pregunta, método, evidencias, conclusión, nueva pregunta. “Todo esto, a lo largo de la vida, porque no por ser básicas se reducen a la educación básica, también son quehacer nuestro en las universidades”.
Al desarrollo de las habilidades enunciadas se suma el de las habilidades superiores: análisis, síntesis, pensamiento lógico, deducción, inducción, pensamiento hipotético, problematización, cuestionamiento, creatividad y, de manera especial, el discernimiento. “El discernimiento que supone siempre tener la realidad como referencia, conocer la realidad cambiante, de lo local a lo planetario, de manera interdisciplinaria, porque todo está conectado”. Tales habilidades, no por ser superiores, se logran sólo en la educación superior, sino que desde el preescolar se comienzan a desarrollar.
En cuanto a la ‘formación en valores’, Sylvia Schmelkes comentó que se debe avanzar en el desarrollo del juicio moral, que supone el pensamiento abstracto. “Para lograrlo, Freire (pedagogo brasileño) nos ayuda mucho, porque él propone el diálogo mediado por la realidad, por los problemas de la ecología integral”.
“La formación valoral, desde mi punto de vista, se logra mediante el análisis de situaciones problemáticas o de dilemas morales donde entran en juego los valores. Y la forma de tratarlos, la mejor desde mi punto de vista, la que respeta la autonomía del sujeto, es a través de la reflexión individual después del diálogo, de la discusión grupal y de vuelta a la reflexión individual, para respetar la autonomía de la última decisión”.
Detalló que, en la reflexión, se ve y se juzga; y en el diálogo, se escucha a otros(as), incluidos el profesor o a la profesora, que también exponen el resultado de su reflexión. “Aquí, la referencia a los valores de justicia, respeto, empatía, solidaridad, se presentan a los estudiantes; y se trata de persuadir, con argumentos, pero también de abrirse a los otros y de dejarse persuadir”.
En la reflexión individual posterior se toma la decisión propia, que puede llevar a la acción, puede moldear la conducta o va forjando el esquema valoral propio que con el tiempo prioriza los valores máximos de justicia, respeto a la dignidad de toda la persona, cuidado de uno mismo, de los otros y de la naturaleza.
De ‘formar para la convivencia y la democracia’, la Maestra reiteró que la pandemia ha dado cuenta de cuanta falta hace la presencia, porque la interacción, la convivencia entre personas, es esencial para la formación integral. “Formar para la convivencia supone conocer al otro, al presente y al ausente, al cercano y al lejano, y también al que vendrá después de nosotros”.
El conocimiento, explayó, debe propiciar respeto a la diversidad, de condiciones de vida, de intereses, de formas de pensar, de maneras de solucionar problemas; es educación intercultural y es educación para la equidad de género. “En la medida en que sobre la base del respeto aprendemos de los otros, ello nos genera aprecio por los otros, y el aprecio por los otros, desde mi punto de vista, es la base para una convivencia mutuamente enriquecedora”.
‘Formar para la convivencia’ supone también aprender a ponerse en el lugar del otro y aprender a resolver conflictos mediante esta comprensión básica; la capacidad de escucha, la visualización de acuerdos y de consensos. En este proceso se aprende a repudiar todo tipo de violencia, y también se aprende a convivir, conociendo y analizando los eventos de violencia, dentro y fuera de las instituciones educativas, en la comunidad, en el país y más allá, y analizando sus consecuencias.
Schmelkes afirmó que únicamente la escuela, las instituciones educativas, pueden ‘formar para la democracia’, que es la manera de ir logrando transformaciones verdaderas, pues en la base de la democracia están el pluralismo y el respeto. Se aprende a ser democrático viviendo la democracia, en un ambiente en que las decisiones se toman de manera participada; se aprende la democracia conociendo cómo se toman las decisiones en la sociedad y aprendiendo a criticar esa realidad. En esta área es donde también se aprende la vía política hacia la transformación.
Acerca de, ‘formar sirviendo y transformando’, mencionó que el compromiso con la transformación depende de la presencia de oportunidades múltiples a lo largo del proceso educativo para servir y para comprometerse en acciones que transforman. “Aquí está el aprendizaje en servicio, los proyectos en los que la institución educativa está involucrada, la capacidad de reacción ante desastres, ante emergencias, y aprender por proyectos de manera interdisciplinaria”.
Por último, la Vicerrectora dijo que la escuela tiene el potencial de anticipar la sociedad deseada, porque es una microsociedad; “justa, pacífica, una escuela caring (escuela de cuidado), donde se hacen valer los derechos humanos, respetuosa del medio ambiente, en la que se vive la ética del cuidado, en la que se analizan los obstáculos para ir llegando a una sociedad deseada, en la que se comprometen todos en su definición y en el camino hacia el objetivo, y en la que se metaconoce, es decir, se reflexiona sobre lo que se aprendió y sobre cómo se aprendió”.
Debe haber un contacto permanente con la realidad
La Mtra. Araceli Téllez Trejo, Directora General de Formación e Incidencia Ignacianas (DGFII) de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, compartió también su reflexión acerca del Pacto Educativo Global, para la cual se apoyó en la propuesta que sobre el mismo hizo el Padre Luiz Fernando Klein, S. J., Delegado de Educación de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y El Caribe (CPAL).
Cuando el jesuita Klein habla de ‘sensibilización’, Téllez abundó que “nada de lo que afecta a las personas vulnerables nos tiene que ser ajeno”, y mencionó que en las áreas de la DGFII “contamos con múltiples herramientas para trabajar en la sensibilización del estudiantado de la comunidad universitaria; para esto, y desde el principio, necesitamos una mirada crítica. Conformarnos con promover una práctica deportiva, cultural, sin preguntarnos de qué manera estamos respondiendo a la formación de nuestros públicos, no tendría ningún sentido”.
Aseveró que la DGFII está obligada a que el encuentro con el arte, el deporte, la cultura y todo aquello que se desprende de la interacción, “tenga un sentido que nos acerque, de manera horizontal, a las otras y a los otros”.
Debe haber un ‘permanente contacto con la realidad’, pero no como espectadoras(es), pues se requiere un contacto con la realidad que reconozca que es imposible ponerse en los zapatos de las otras y de los otros, pero que sí se puede intentar caminar juntas y juntos. “Así, cada actividad encaminada a la sensibilización debe incluir el profundo respeto por las otras y los otros; eso es lo que intentamos hacer desde la Dirección de Formación e Incidencia Ignacianas, concientización”.
Para Téllez Trejo también cabe preguntarse: cuáles son los problemas urgentes a los que hay que dar respuesta, a quién queremos llegar y cómo hacerlo, cuáles deberían de ser las prioridades en un mundo violento y violentado, cómo concientizamos si no asumimos y nos responsabilizamos de nuestro privilegio, cómo si no reconocemos la falta de derechos de los demás.
“Es necesario poner estas preguntas al centro del trabajo, de la comunidad y del estudiantado, sólo así nos podremos hacernos responsables de nuestros privilegios y quizás ser capaces de ponerlos al servicio de aquellas y aquellos menos favorecidos por este sistema de privilegios que se sigue sosteniendo en el azar y no en la justicia. Estas discusiones son las que alentamos al interior de nuestro equipo de trabajo y también son las que nos permiten labrar una mirada alternativa frente a la indiferencia”.
Al hablar de ‘interpelación’, la Maestra mencionó, “tenemos que volvernos espacios de contracultura”, ya que, “mientras las reglas de la convivencia sean dictadas por los mercados económicos y las sigamos asumiendo como verdades absolutas, poco tendríamos que hacer”. Corresponde entonces sentirse interpeladas, interpelados, buscar grietas, hacerlas si no las hay, aprender de las resistencias, generarlas donde no las hay, volverse familia de aquellas y aquellos a quienes han arrebatado o desaparecido a la suya.
“Cómo ser ajenas(os) a los 10 feminicidios diarios que se cometen en nuestro país, cómo dejar fuera de las discusiones la minería a cielo abierto y sus consecuencias, cómo ignorar la situación económica que se está viviendo agudizada por esta pandemia”.
En cuanto a la ‘movilización’, ésta debe ir a contracorriente, pues no puede ser de otra forma ante un sistema que promueve y propicia la individualización como el camino para llegar alto. “No queremos llegar alto, queremos y necesitamos llegar lejos, mirar que más temprano que tarde todos nos veremos afectadas(os) e impactadas(os) por lo que sucede o deja de suceder”.
Añadió: “Es nuestra responsabilidad sumarnos a los movimientos y redes cuyos proyectos están encaminados al bien común, al cuidado de la Casa Común, a la justicia; no como meta inalcanzable, sino como un proyecto educativo y de vida. En este sentido, apostamos por proyectos como la Red Intercultural para el Buen Vivir, que asumimos con otras universidades y otras organizaciones”.
De la ‘verificación y registro’ dijo que un discurso sin acciones se volverá una vasija llena de palabras vacías, por lo que la invitación a sumarse al Pacto Educativo Global es a hacerlo con hechos que concreten las palabras propias. Aquí, Araceli Téllez vuelve a las preguntas: “a qué o a quiénes estamos respondiendo, cómo lo hacemos, responde a las necesidades actuales y urgentes, y cómo esa respuesta fue útil”.
Por otra parte, mencionó que, frente a la realidad, las universidades jesuitas, de acuerdo con sus documentos rectores, no pueden ser indiferentes a las urgencias sociales, tampoco pueden permanecer neutrales, sino que deben tomar partido por aquellas y aquellos que nacieron sin derechos, “nos toca acompañarles, servirles y crecer a su lado”.
“Mucho de lo dicho en el Pacto Educativo Global no nos es ajeno, mucho de lo escrito ahí ha estado en los documentos generados por la Compañía de Jesús. Quienes hemos asumido éstos como inspiración y guía de nuestro trabajo, podemos sentirnos en el camino, aunque falte mucho por hacer”, concluyó.
La mesa
La Mesa sobre el Pacto Educativo Global. Una lectura desde la IBERO CDMX fue organizada por la Vicerrectoría Académica de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Además de las Maestras Schmelkes y Téllez, también participaron el Dr. Saúl Cuautle Quechol, S. J., Rector de la IBERO; el Padre Luiz Fernando Klein, S. J., Delegado de Educación de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y El Caribe (CPAL); y el Padre David Velasco Yáñez, S. J (moderador).