La elección judicial en Puebla

Vìctor de Regil

La pasada elección Judicial Federal, que lo que respecta a Puebla convocó a las urnas a alrededor de 13 por ciento de la Lista Nominal. Dicha elección, tiene muchas lecciones que se deben advertir, para no repetir errores en la Elección Judicial Estatal, que por primera vez se realizará en junio de 2027 y que, para mayor complicación, será concurrente con el proceso intermedio local, en que se elegirán presidentes municipales y una nueva configuración del Congreso.

Todos los involucrados como son los partidos, los actores políticos, los aspirantes y las autoridades electorales deben tener cuidado y ser verdaderamente autocríticos respecto de los vicios que delató el ejercicio que concluyó el domingo 1 de junio.

Los errores fueron demasiados, empezando desde las postulaciones que hagan los Poderes de la entidad deben ser reales, con base en una verdadera selección profesional y no un escenario fértil para el nepotismo, el partidismo y el compadrazgo, los poderes Ejecutivo, Legislativo y el Judicial en Puebla postularán candidatos, como lo hicieron los federales. Así lo establece el Artículo 86 de la Constitución poblana, tras la reforma que fue publicada en el Periódico Oficial de la Federación el pasado 15 de marzo, luego de la aprobación por el Congreso local.

Ciertamente, algunos serán aspirantes que están en funciones, pero tendrán necesariamente el aval de quien los postule. En la elección federal se privilegió el partidismo, por encima de las cualidades netamente profesionales de los aspirantes. Hasta el nepotismo contó y el compadrazgo no se evitó.

Y ahí están los resultados: funcionarios del Poder Judicial Federal que sirven a un partido, a una causa ideológica o a un grupo político. Que en Puebla eso no se repita, debe ser meta permanente del largo proceso.

De igual forma, otro tema que debe ser cuidadosamente evitado es el voto corporativo. Ante una previsible baja participación, ese voto masivo pactado por intereses termina definiendo los triunfos. Es el más viejo esquema del PRI. Sindicatos, militantes, gremios y comunidades enteras son acarreadas a las urnas con una línea muy claramente dictada sobre quién votar.

La coacción e inducción fueron muy claras y descaradas en el pasado proceso federal. En el rubro de la logística para la votación aún hay tiempo para adecuaciones normativas.

La idea es que no sea tan complejo votar para elegir, en el caso de Puebla en 2027, magistradas y magistrados, juezas y jueces del Tribunal Superior de Justicia, así como magistradas y magistrados del Tribunal de Disciplina Judicial.

Asimismo, será un reto que la complejidad de la logística del voto judicial no termine inhibiendo el voto para los representantes populares partidistas, del proceso constitucional ordinario: alcaldes, alcaldesas e integrantes del Congreso local.

Un tema adicional e importante será ver si los acordeones, si es que nuevamente se permiten, no terminan siendo también herramientas para definir diputados y alcaldes.

La oposición deberá tener cuidado, si es que repite su discurso para llamar a no votar por los aspirantes al Poder Judicial, ahora estatal, que éste no termine perjudicando la definición de otros cargos.

Un tema de las autoridades será vigilar que la promoción del voto judicial, si es que otra vez se le permite a los actores políticos hacerlo abiertamente, no vaya a derramarse, sin control, a la elección constitucional ordinaria.

Es decir, que al final funcionarios se desaten, sin rubor y sin control, recomendando votar también por los candidatos a los ayuntamientos y al Congreso de Puebla. Que se vigile que no haya acarreo, porque puede perjudicar completamente la logística de la elección.  Porque el tiempo que se requiere para la votación judicial, calculada en promedio en 15 minutos, podría generar filas interminables en las casillas.

Que las irregularidades que pueda generar la elección judicial estatal no terminen por anular no solamente éstas, sino también las de otros cargos, en casos y territorios específicos.

Lo imperdonable es no estar, desde ya, haciendo algo, para evitar los vicios.