-México, es una potencia mundial en cultura, pero corre el riesgo al igual que otros territorios, de que la lucha por la cultura caiga y por consecuencia, caigan la identidad, la nación y el bien común.
La cultura entendida como el bien común, debería ser incuestionable respecto a sus funciones de entenderla como elemento transformador y de cohesión social, como una herramienta para el diálogo y para la construcción de una sociedad más democrática.
La inversión en cultura debería ser una parte importante en los presupuestos de cualquier sociedad, pero tristemente una vez más, estamos viendo ante esta crisis un incongruente dualismo entre su mayor visibilidad-necesidad a nivel mundial a la par de una menor inversión en capitales en todas sus dimensiones, señaló David Sánchez Sánchez, Director Académico de la Licenciatura en Humanidades y Gestión Cultural y de la Maestría en Estudios Históricos de la UPAEP.
Dijo que se valora más a la cultura actualmente que hace dos años, pero se vuelve a plantear si podemos prescindir de ella, en pro de otros sectores que algunos consideran que son más urgentes en estos momentos.
Advirtió que la teoría del descarte se focaliza no sólo y tristemente hacia nuestros adultos mayores, sino también en nuestras herencias culturales. Agregó que el propio Papa Francisco, “nos alerta de que está vigente un planteamiento en donde algunas fuerzas sugieren el de construirnos a nosotros mismos en nuestra cultura y conciencia histórica a base de anacronismos, condiciones, falsas peticiones de disculpas antehistóricas, intereses selectivos, desprecios, ideologías, en donde sugieren que no existe la libertad humana sin construir todo desde cero, sin memoria, cultura y tradición”.
Acotó que hoy más que nunca, la cultura es necesaria para el bien común. Y en el caso de México, es una potencia mundial en cultura, pero corre el riesgo al igual que otros territorios, de que la lucha por la cultura caiga y por consecuencia, caigan la identidad, la nación y el bien común.
Apuntó que ni la cultura y el bien común universal son utopías, en verdad son metas realistas de difícil cooperación social, pero en donde debemos esforzarnos cada vez más para que sean generadoras de convivencias democráticas en el siglo XXI.
La cultura es vital para los conceptos como la nación y la identidad. “La nación es la gran comunidad de los hombres que están unidos por diversos vínculos, sobre todo por la cultura, la nación existe por y para la cultura y así es ella, la gran educadora de los hombres para que puedan ser más en comunidad. Nación es esta comunidad que posee una historia, que supera la historia del individuo y de la propia familia”. Fragmento del discurso del Santo Padre Juan Pablo II a la Organización de las Naciones Unidas en 1980.
Sánchez Sánchez manifestó, es por ello que una gran comunidad de personas las que tienen al bien común como un principio ético que rige la integración, al señalar, “el bien común pertenece a la lógica de la cooperación e integración. La comunidad se reúne alrededor de la consecución de un objetivo común que lo valora y lo realiza. La acción común hospeda una esperanza, la esperanza del bien común”, cita del Dr. Matthias Nebel.
David Sánchez reiteró que la cultura es patrimonio común en cuanto a parte integrante del sistema de valores de los cuales se reconoce una comunidad y en cuanto a una de las matrices que constituyen para determinar el patrimonio intelectual.
En su intervención, Matthias Nebel, Director Académico del Instituto Promotor del Bien Común de la UPAEP, enfatizó que la cultura es la inteligibilidad del mundo que existe entre las personas, en donde a través de la gramática, el lenguaje, le permiten intercambiar ideas, conceptos y comprender a las demás personas y al mundo en su conjunto.
Indicó que la cultura es esa esfera colectiva, esa herencia colectiva que es parte intrínseca de la identidad de la persona y que es parte de una herencia colectiva que nos conforma como una identidad, como un pueblo.
Nebel, subrayó que la cultura no se resume a las danzas folklóricas, no se resume tampoco a los museos o a la preservación de los edificios históricos, la cultura viva es ese elemento fundamental que nos permite entendernos a nosotros mismos y entender a los demás, es esa esfera de inteligibilidad.
Señaló que la modernidad y de manera peculiar desde los años 60, ha pecado con el deseo de no querer transmitir la riqueza cultural que nos rodea, al dejar de transmitir una humanidad compartida lo que tiene como efecto en gran parte la nueva barbarie de nuestros tiempos.
Dijo que la cultura es un elemento valioso que se tiene que proteger, promover y difundir mucho más a nivel de un sistema educativo, mucho más personalizado y no abandonar a ningún niño, más en estos momentos de pandemia, porque la educación es uno de los elementos centrales de la transmisión de la cultura.
Advirtió que en el caso de México, hace falta un proyecto de nación a largo plazo, al señalar que la 4T no es un proyecto de nación a largo plazo, sólo es una mezcla de una ideología, de un discurso, que no plantea lo que los Méxicos quieren llegar a ser en los próximos 25 años.
Por último, los académicos señalaron que la consciencia histórica, la cultura y el bien común, son bases para la fraternidad de una sociedad. Y que no se debe olvidar que la cultura humaniza a las personas y que es importante transmitirla a las nuevas generaciones de jóvenes.