FACETAS DE MÉXICO
A propósito de la celebración del “Día Mundial de la Alimentación”, promovido en 1979 por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), cada 16 de octubre, cabe hacer notar que, independientemente de los efectos que la pandemia de Coronavirus ha causado en el ánimo de los mexicanos y de la población de todo el mundo, el evento pasó a un estatus de olvido.
Esto ocurre en un país como México que, de acuerdo con estudios del INEGI (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática) su población rural y suburbana padece graves problemas por desnutrición hasta en el 50 por ciento del total de habitantes del país, posiblemente debido a altos índices de pobreza y pobreza extrema, o por una mala distribución y variedad de los alimentos.
En el caso de México, es público y notorio que la producción de alimentos, su transformación, distribución y comercialización que demandamos casi 127 millones de mexicanos –aparte de la población “flotante” de turistas, visitantes y empresarios extranjeros que visitan con frecuencia este país—son elementos no prioritarios para la política de desarrollo económico y social del presente gobierno.
Por supuesto que esto no ocurre con la política de producción y transformación energética. Ahí están los avances en obras nuevas para la extracción petrolera; los “extraordinarios y fantásticos avances de construcción del Tren Maya, de Dos Bocas y del Aeropuerto de Santa Lucía; del ferrocarril del Istmo de Tehuantepec y de “al menos seis aeropuertos nuevos en la península de Yucatán”.
Esto, sin dejar de mencionar los novedosos, cuantiosos y prioritarios programas sociales, tales como “Sembrando Vida, Bienestar de los Adultos Mayores” “Jóvenes Construyendo el Futuro, que navegan en un vendaval sin rumbo”, parafraseando al gran cubano Celio González.
Apuntamos que también pasó desapercibido el anuncio de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, donde, como resultado de un sesudo análisis de restructuración administrativa en esta dependencia, se llegó a la conclusión de que la Subsecretaría de Agricultura “no servía para nada” y fue dada de baja por acciones de “austeridá republicana” y uso eficiente de los escasos recursos presupuestales.
Mejor volvamos al “Día Mundial de la Alimentación”. El lema de este año fue “Cultivar, Nutrir y Preservar”. Esto, porque, de acuerdo con la FAO, históricamente se han utilizado entre 8 mil y 10 mil especies distintas para alimentar a la humanidad. La misma organización afirma que ha habido una lamentable pérdida de biodiversidad en la materia, al grado de que, hoy, se producen y distribuyen comercialmente alrededor de 150 especies.
Pero ‘aún hay más’: el 60 por ciento de las calorías que consumimos, provienen sólo de cuatro especies: maíz, trigo, arroz y papas. Creemos que esto obliga a los gobiernos de todo el mundo a la necesidad de diversificar el patrón de cultivos y buscar cómo nutrir mejor a los habitantes de este Planeta, por virtud de que la principal necesidad no es tener lleno el estómago, sino que los alimentos sean nutritivos.
Hoy, indica la FAO, sólo nueve especies de plantas alimenticias, representan el 66 por ciento de la producción agrícola total, a pesar de que existen en el mundo unas 30 mil especies de plantas comestibles.
Los problemas de hambre en determinados sectores de la población mundial, no terminan, no, ¿pero cuándo.? Aumentan irremediablemente, conforme crece el número de habitantes.
Según la misma FAO, más de 2 mil millones de personas no tienen acceso regular a alimentos inocuos, nutritivos y suficientes.
Esta organización, advierte que la demanda mundial de alimentos aumentará, dado que se espera que la población de todo el orbe, aumente casi a 10 mil millones de habitantes para el cercano 2050.