Si algo tiene el presidente López Obrador, es la enorme capacidad para posicionar temas irrelevantes en la agenda nacional, tal es el caso recientemente, del improbable retorno del Penacho de Moctezuma.
Sí, sabemos que lo robaron, que el hecho que dicho penacho esté en Austria es producto del comportamiento de los europeos en nuestro continente a partir del Siglo XVI: robar todo lo que se pudiera, saquear todo lo que se pudiera y apropiarse de todo aquello que no les pertenecía.
Ahora bien, si bien se trata de un legítimo reclamo permanente de México a Austria, en este momento de la vida nacional hay otros temas más delicados que atender y en qué ocupar el tiempo.
Sólo fue un twit, donde asegura el presidente que le pidió a su esposa intervenir a favor de la devolución (o préstamo) del penacho, pero bien sabe el presidente, que un mensaje a través de su time line puede generar una ola de reacciones, granjas a favor y en contra, notas periodísticas e incluso, opiniones y posturas de otros actores políticos en el país.
Yo creo que lo hace con toda la intención.
Desde el inicio de la administración actual se ha mostrado esa capacidad, sobre todo cuando hay un tema álgido para desviar la atención, eso nos queda clarísimo y quien lo niegue o lleva un interés de por medio o, carece de fundamentos de análisis sociales y políticos.
El problema es engancharnos en esos temas, ya sea a favor o en contra, la reacción social debiera ser ignorar esos pretendidos desvíos de atención en temas que no tienen importancia, solo así, el presidente y quien suele usar esta herramienta, dejarían de tener ese poder.
Esa capacidad radica en nuestra reacción como ciudadanos.