MADRE NATURALEZA
Erika Petersen Colombres de Feldmann.
Si la vida del Ing. Ernesto Kurt Feldmann, pudo ser tan rica en acciones a favor de su nueva patria, sin duda se debe al apoyo incondicional que siempre tuvo por parte de su kleine Frau (pequeña mujer), como él la llamaba con cariño.
Erika, mi madre a quien recuerdo con cariño y orguyo, porque fue una gran mujer, nació en Puebla de los Angeles de una familia netamente poblana, de principios del siglo pasado, el 10 de enero de 1908.
Su padre Don Pablo Petersen, llegó de Alemania a finales del siglo anterior. Originario de la provincia de Schleswig-Holstein, al norte de Alemania, rica en tradición agrícola y ganadera. Compró el Rancho de la Rosa, en las afueras de la ciudad, vecino al barrio de Xonaca, estando el casco exactamente enfrente a la antigua Casa de Campo del Obispo, el arroyo de Xonaca por medio. Hombre emprendedor y de trabajo, hizo del Racho una unidad de producción agrícola-ganadera de primera, importando los primeros hatos de ganado lechero Holstein, que después se hizo tan famoso en todo México. Posteriormente adquirió la Ferretería “La Sorpresa”, que junto con “Sommerhermann” era la principal de Puebla.
Como vecino de la Hacienda de Manzanilla, ubicada rumbo al poblado de Resurrección, propiedad del General Joaquín Colombres, héroe de la batalla del 5 de Mayo, jefe del Cuerpo de Ingenieros y encargado de las obras de defensa de la ciudad.. Al tratar a la familia se enamoró de la hija Esther, con quien al casarse formo una preciosa y numerosa familia, como las de aquellos tiempos. Su hermano Federico a quien trajo para ayudarle, adquirió luego el Rancho de Amalucan, casándose con Raquel, la otra hija del General.
En 1911, junto con otros alemanes fundó el Colegio Alemán, posteriormente Colegio Humboldt, siendo sus hijos entre ellos Erika, de los alumnos fundadores.
Don Federico trajo de Alemania de la misma provincia de Schleswig-Holstein, al joven Ingeniero Agrónomo Kurt Feldmann, para hacerse cargo de la administración del Rancho de Amalucan. Teniendo la oportunidad de conocer y tratar a Erika, de la que se enamoró, casándose 8 años después. Teniendo tres hijas y un hijo: Elizabeth, Klaus, Ursula y Rosmarie.
En 1934 compro Kurt el Rancho Flor del Bosque, apoyado por su mandre con un préstamo, empezando una labor titánica para reforestar todos los cerros totalmente talados. La casa y todo el casco estaban completalmente en ruinas, y hubo que irlo reconstruyendo poca a poco. Teniendo grandes privaciones, se cocinaba sobre anafres, no había baños todavía, ni luz eléctrica. El recaudo había que hacerlo una ves a la semana en Puebla, y no había refrigerador. Había que hacer queso todos los días, juntar los huevos y tenerlos listos para su reparto al día siguiente. Era toda una proeza diaria, que otra mujer no hubiera aguantado tan fácilmente.
Además los pocos recursos se invertían en los trabajos de reforestación, pues nunca se tubo ningún apoyo material de ninguna autoridad, por lo cual nunca hubo el más pequeño lujo y sí muchas privaciones. Su marido el Ing. Ernesto Kurt Feldmann, había colaborado sin ninguna remuneración con el Apóstol del Árbol Ing. Miguel Ángel de Quevedo. Luego lo llamaron para hacerse cargo del Departamento de Agua Potable, donde trabajo 30 años exactamente, conoció a 5 Presidentes de la Republica personalmente: Cárdenas, Ávila Camacho, López Mateos, Ruiz Cortines y Días Ordaz y cuántos Gobernadores y Presidentes Municipales, inauguraron y fueron testigos de sus trabajos de reforestación y de sus Obras de Agua. Erika siempre estuvo junto a él, apoyando al esposo en todo. Él pudo entregarse en cuerpo y alma a la Reforestación y a las Obras de Agua, gracias al respaldo sin condiciones de ella.
Se vino la Segunda Guerra Mundial, acrecentándose las privaciones, sobre todo al terminar, pues había que mandar apoyo y víveres a los parientes y amigos en Alemania. Eika nunca dijo no, ni siquiera se quejo alguna vez.
Cuando se presentaron los problemas con el tristemente celebre, por robar herencias a viudas y huérfanos, Gral. José Maria Sánchez, quien fuera conocido como el carbonero y fuera gobernador de Puebla en dos ocasiones, una por tres días y la otra por tres meses, en la que tubo que salir por piernas, pues el pueblo lo quería linchar después del asesinato de los hermanos Moro en pleno centro de la ciudad, ordenado por el general y realizado por el jefe de la policía. José Maria Sánchez, quien al no lograr que se le vendiera el Rancho ya reforestado, les echó encima al pueblo de Chachapa. Estuvieron sitiados, amenazados de muerte y Erika firme al lado de su marido.
Después de la muerte, provocada por un lamentable accidente de su esposo el Ing. Ernesto Kurt Feldmann, decidió junto con sus hijos, aceptar la oferta del Gobierno del Estado, donando la mitad de las mas de 600 Hc. de bosques, y el casco del Rancho, para constituir el primer Parque Ecológico de México con un Centro Ecológico-Cultural, con un Museo de Ecología y un Museo de Arqueología, para lo cual también donaron la extraordinaria “Colección Arqueológica Ernesto Kurt Feldmann”, integrada por más de 2, 500 piezas valiosísimas. Habiéndose constituido como “Benefactora de Puebla”, por este hecho, además de que por su vida de entrega desinteresada ya lo era, ninguna Autoridad ha sabido valuar sus sacrificios y su generosidad, llevados a cabo en forma heroica y permanente.
Dios premie a Erika, lo que no le han sabido reconocer los hombres.
¡Junto a un gran hombre, siempre esta una gran mujer!