Por: Atilio Alberto Peralta Merino
El mes patrio perece ser el momento oportuno para no dejar de lado que conmemoramos en este año el sesquicentenario del deceso del presidente Benito Pablo Juárez García, el hombre que consolidó el estado nacional al hacer frente a la intervención extranjera, así como el laicismo en México.
En la obra de teatro de Franz Werfel, se plasma el ideario de la república laica, tan cara a un hombre cercano en generación al célebre congreso internacional de Basilea en el que Theodor Herzl lanzara su llamamiento a la creación de un estado, a grado tal que Werfel se presentaría así mismo , precisamente, con el epíteto de “ dramaturgo judío”.
“Juárez y Maximiliano” se representó al decir de don Rodolfo Usigli en los más importantes escenarios del planeta, siendo modelo para la “Corona de Sombra” del dramaturgo mexicano en el que se escenifica la locura de Carlota Amalia, de suerte y manera tal que Werfel se erige incluso en el modelo indirecto de “Noticia de un Imperio” de Fernando del Paso.
La adaptación para Hollywood a cargo de la pluma de John Huston empalma en un mismo episodio, tanto el diferendo con González Ortega al frente de la corte por el vencimiento del término de mandato presidencial, tanto como en conflicto con Santiago Vidaurri como gobernador del entonces estado de Coahuila-Nuevo León.
El primero de los acontecimientos reseñador se suscita al final la “Guarra de Reforma”: un congreso proclive a interpretar la constitución a la manera parlamentaria, como de hecho habría operado durante el constituyente de 1856 en el que al unísono funcionara como congreso ordinario y en cuyas deliberaciones participarían integrantes del gabinete de Comonfort, remitió una carta al presidente solicitando la renuncia confundiendo el “ voto de censura” propio de las instituciones británicas con el Impeachment contemplado en las disposiciones constitucionales, fracasando la intentona por no contar con el consenso necesario por parte de la asamblea.
El segundo episodio tuvo verificativo al momento en el que estando la República itinerante huyendo de las bayonetas de la intervención extranjera, Vidaurri quiso hacer valer la autonomía local por encima de los supremas potestades de la federación a la manera en que los confederados de los Estados Unidos pretendían desplegar bajo los argumentos del anti-federalista de Colhoun.
Ambos episodios que fueran protagonizados en la pantalla grande en 1939 por Paul Muni, pocos años después de haber alcanzado el estrellato en “Cara Cortada”, quién fuera considerado por la crítica como el “actor Yiddish” por antonomasia, en una etapa, muy lejana al viraje a la derecha que imprimiera Zeeb Javotinsky , y en que los valores del “sionismo socialista” se identificaba a plenitud con la República Francesa, pese a las veleidades del “Caso Dreyfuss” y gracias al “Yo, Acuso” de Émille Zolá, y ni que decir respecto al denodado laicismo que emblematizara el Presidente Juárez.
Francisco Bulnes en “Juárez en la Revolución de Ayutla y de Reforma” destaca que la “Reforma” es obra colectiva de toda una generación de mexicanos en la que destaco una pléyade de personalidad de formidable talante, entre las que por supuesto Benito Juárez jugaría un papel preponderante, aunque Bulnes se inclina por destacar la valerosa aportación de Santos Degollado, el hombre que, “con todas sus derrotas, determinó no obstante el triunfo de la causa de la libertad”.
En los días que corren, bien valdría la pena que se revisara la reforma al artículo 24 de nuestra Constitución para retornar a la declaración de laicismo del estado mexicano, dejando de lado la ambigua expresión “libertad religiosa”, para dejar en claro que la libre profesión de cualquier fe corresponde al hogar y al templo y no a espacios públicos de la república como lo es la escuela o el hospital.
Una obra teatral capital en la historia de la dramaturgia mundial, bien podría a ocupar los escenarios con motivo de un efeméride de tan vital relevancia, en 1972, la televisión transmitió la serie “El Carruaje” escrita y Dirigida por Carlos Enrique Taboada , un hombre que hizo gala de su enorme convicción por el laicismo, en los días que corren todavía estamos a tiempo para que las autoridades culturales del país preparen la puesta en escena de “Juárez y Maximiliano”.
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