Juan Francisco Troncoso Villa. The Magic of the Love Over Space & Time

 

JUAN FRANCISCO TRONCOSO VILLA.  INGENIERO Y LICENCIADO. Formación de Ingeniero Industrial en Producción. Licenciado en Naturopatía. Creó Centros de Desarrollo Humano Holístico. Ha tomado diversos cursos y seminarios relacionados con la productividad, administración y el desarrollo humano incursionando además en el fascinante mundo de las terapias alternativas (complementarias). En 1971 conoce al doctor Anthony Romero instructor de Control Mental Método Silva, quién había de ser un punto de referencia muy importante en su crecimiento personal tomando también con él Seminarios de Análisis Transaccional.

Ha tomado Talleres de Naturismo, e incursionado en el Yoga, la meditación y la alimentación ovolactovegetariana. Desde la primavera de 1986 es miembro activo de la Red GFU (Gran Fraternidad Universal) Línea Solar, institución que le ha permitido recorrer el sendero desde practicante de Yoga hasta graduarse con el segundo grado Iniciático de Gagpa (Afiliado) el 18 de enero del 2017 en el Ashram Interno Mundial en Coatepec en el estado de Veracruz, México.

Obtuvo el grado de Maestro Reiki en el otoño de 1998

 

THE MAGIC OF THE LOVE OVER SPACE & TIME

 

At the past time, MX.

 

El inglés, aunque tengo toda la vida estudiándolo, no paso del gur bay, por lo que el joven Henry comenzó a platicar en español, me sorprendió lo bien que lo hablaba con una fluidez y acento que parecía mexicano, es más, hablaba arrastrando las chs como los chihuahuenses, detalle que me sorprendió siendo un británico, después de un rato de charla nos despedimos, y continuamos con la celebración.

 

Al día siguiente por la mañana, me levanté muy temprano y realicé una caminata por ese hermoso lugar, que como estábamos en primavera parecía un florido y multicolor jardín, con el aroma de las flores impregnando el ambiente, cuando a lo lejos distinguí a Henry el Maestro y amigo de Perla, en compañía de una dama inglesa, que de momento su figura se me hizo familiar y al tenerla frente a mí no me cupo la menor duda, quedé paralizado por la emoción y fue necesario que Henry me volviera a la realidad al repetir Señor le presento la Sra. Sadler mi madre y la Sra. Sadler era nada más y nada menos que mi querida y amada Rosario, a quien los que la amamos le decimos Chayo de cariño, entonces comprendí por qué el español tan perfecto de Henry y su acento Chihuahuense.

 

Forty Years ago. Chihuas.

Conocí a Chayo en una conferencia de la Sociedad Gnóstica, desde que la vi sentí como si la conociera de toda la vida y que había una conexión de ser a ser, mi ser, y de inmediato surgió una gran amistad, dirían los chavos de hoy; nos hicimos amigos con derechos, yo estaba en pleno ascenso en mi vida profesional y en la etapa veinteañera el mundo se me hacía chiquito para echarme un buche de agua.

Pertenecía a una “buena familia” de la sociedad chihuahuense, muy guapa como todas las nativas de ese hermoso estado del norte de la República, de estatura superior al promedio de las mexicanas, con un porte distinguido y una gran personalidad.

Su familia me llegó a estimar mucho, sobre todo por ser amigo de ella, ya que para ellos Chayo era muy importante, a su madre una gran dama llegué a quererla mucho, su padre fue muy buen cuate y siempre muy atento conmigo, sus dos hermanas y dos hermanos me querían bien.

En la Gnosis después de cubrir el número de asistencias de rigor para pasar a trabajos más esotéricos, ingresamos a las cámaras internas y estuvimos en las dos primeras, yo no pude avanzar más y no recuerdo por qué, lo que sí llega a mi memoria es que en ese tiempo yo trabajaba y vivía en el Mineral de Plomosas, a más de dos horas de la ciudad de Chihuahua, como las actividades gnósticas eran por la tarde y noche, llegaba cerca o pasada la medianoche al pueblo minero y tenía que estar en el trabajo al despuntar el alba. Así estuve alrededor de cuatro meses y a lo mejor me bajó el interés o me cansé, la verdad no recuerdo por qué dejé de asistir al Lumisial Gnóstico Salomón.

Como ustedes comprenderán a Chayo sí seguí frecuentándola y nos veíamos muy a menudo, nuestros encuentros eran tórridos ya que a esa edad la hormona está en su máximo esplendor, la mujer norteña siempre ha sido muy liberal y con mente abierta comparada con el resto de las mexicanas y a mí en esa época eso me daba cierto escozor, ya que como dijo en una ocasión un maestro de secundaria, somos muy liberales, pero cuando la persona no nos interesa mucho, en lo personal y familiar somos muy conservadores, también para mí -en esa época- contaba mucho que ella era mayor de edad que yo un año.

Cuando le pregunté por qué ya no asistía con los gnósticos me confesó que en una ocasión al estar trabajando en la segunda cámara vio caer del cielo una esfera blanca que traía un rostro y al entrar en su pecho observó que la cara era la mía, al comentarle la experiencia al instructor, este disgustado y con malos modos le mencionó que tenía abiertos ciertos canales, motivo por lo cual ya no regresó.

Después de cumplir los 26 años, sentía la necesidad de sentar cabeza y un día que la visité le dije, que te parece si nos casamos y no aceptó.

Después me casé y me fui a vivir al bajío y en un viaje a Chihuahua fui a verla y después de un reencuentro muy candente nos amamos como dice Pablo Milanés, como si sólo tuviéramos ese día, y en esos momentos se detuvo el tiempo, la Divinidad nos envolvió y vivimos el eterno presente, el aquí y el ahora, donde no existíamos más que ella y yo en comunión con el Creador.

Después no volvimos a vernos, regresé a Celaya y días después le hablé por teléfono y al preguntarle si nuestro encuentro no había tenido consecuencias me dijo: -¿y si así fuera tú que podrías hacer?- no le contesté nada, me quedé callado sin saber que decir, nunca más la he vuelto a ver, supe después que se había casado con un británico y se había ido a vivir a Londres, no me extrañó porque ella era maestra de inglés y admiraba todo lo americano, y su cantante favorito era el cantante y actor Inglés Hengelbert Humperdink, todavía recuerdo como si fuera ahora cuando vimos juntos la película de Juan Salvador Gaviota con música de Neil Diamond, que delicia, cómo la disfrutamos.

Por muchos años cuando visitaba Chihuahua, tenía la esperanza de volverla a ver, pero su familia ya no vivía donde mismo y por más que investigué nunca volvía a dar con ellos, han pasado cuatro décadas desde entonces, y mi corazón abriga cierta nostalgia por los bellos momentos que pasé con la bella Rosario, mi Chayo, porque a pesar del tiempo y la distancia sigue siendo mía, porque como dice una de las canciones del recién fallecido Alberto Cortez: -lo que amamos lo consideramos de nuestra propiedad.