Jesús Garrido. Manejese con cuidado

 

Jesús Garrido. (Veracruz, México/1963). Licenciado en Administración de Empresas. Escritor. Catedrático y Coordinador Académico y de Difusión Cultural en la Universidad Antonio Caso. Miembro de la Comisión de Planeación del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico de Veracruz. CONACULTA/IVEC.

 

 

MANÉJESE CON CUIDADO

La luminosidad de aquella habitación me resultaba dolorosa, mis ojos aún seguían acostumbrados a la oscuridad de su entrepierna, al pozo sin fondo de su olor ciego, a la rugosidad en braille de sus manos enguantadas.

Ahora, bajo el espejo del cielo raso, ella parecía complacida, ensimismada acaso en un punto impreciso de su abdomen, en el abismo de su ombligo y en las dos puntas de iceberg que remataban sus pechos. Volteó su cara a la derecha, apretó suavemente la correa y jaló la cadena que descendía hasta mi cuello. Sin decir palabra, me hizo treparme a la cama, a la altura de sus pies; un leve tirón me indicó que debía ascender, labios a ras de nylon, por el empeine, la tibia y el promontorio que remataba su rodilla. Sus muslos vigorosos me recordaron el deber por cumplir, oprimiendo mis mejillas, enroscando sus piernas a la sumisión de mi espalda.

Al llegar justo a la desnudez de su vientre, sus manos marcaron un tope. Entrelazados a la lasitud de mis cabellos, sus palmas empujaron mi cabeza hacia abajo, ordenando que bajara sus medias. Una vez cumplido su mandato, un nuevo tirón de la cadena hacia su centro afirmó la continuidad del deseo mutuo.

Enroscada a mí nuevamente, me hizo besarle las manos, lamer el índice y cordial recién desenterrados de su humedad latente. Después jaló con fuerza mis cabellos, al tiempo que  sus pies enterraban sus espuelas invisibles en el nerviosismo de mis músculos: Abrí la boca y busqué su sexo, su risa retumbó burlona y se fue apagando en medio del placer de su dominio.

De cuando en cuando, los guardianes llevan a los prisioneros a la mesa.