Jesús Alberto Cervantes Villegas. Me encantan los abrazos

 

 

Jesús Alberto Cervantes Villegas (Veracruz, México. 1980)

Es Licenciado en Educación Primaria (CESER) y Lic. en Pedagogía con especialidad en Español (Universidad del Golfo), ha tomado diversos cursos, talleres y diplomados de actualización docente de forma presencial y en línea en diversas instituciones como el Tecnológico de Monterrey, INEE, Instituto Consorcio Clavijero, UNAM, Universidad de Cambridge, Universidad Pedagógica Veracruzana, ILCE, ICATVER. Está interesado desde hace varios años en la capacitación docente como estrategia de mejora. Ha escrito y publicado algunos cuentos cortos infantiles y artículos docentes. Actualmente es director de educación primaria en la zona estatal 059 y profesor de grupo en la zona 075 federal, en la ciudad y puerto de Veracruz.

 

En ocasiones mi rostro no tiene comunión con mi corazón,

más no significa que tenga algún sentimiento y/o emoción negativa con los niños

-Jesús Alberto

Me encantan los abrazos

 

Ser maestro es quizás uno de las profesiones más hermosas, que te proporciona un sinfín de gratitudes que no se limitan únicamente al aspecto conceptual, seguridad social, estabilidad laboral y capacitación en diversos cursos y talleres de formación continua, sino también hay que pensar desde el lado emocional, ya que te brinda alegrías y/o satisfacciones, debido a las expresiones cotidianas de padres de familia como son: -muy bien hecho profesor, es usted dedicado, ojalá repita el siguiente año con el grupo-.

 

Nuestras autoridades educativas en los últimos años han reconocido a los profesores en sus distintas funciones, instituciones como el INEE y ahora USSICAM han premiado y recompensado a los “mejores docentes de México”, situación controversial que ha causado un despertar de sentimientos en cada maestro, ya que desde mi percepción difícilmente se pueden comparar entre ellos, pues comparto la firme idea que cada uno de ellos enfrenta exigencias particulares y únicas.

Por otro lado, subrayaré que el trabajar con niños es una de las mayores oportunidades de formar en ellos hábitos, conocimientos, capacidades, etc., educandos quienes agradecidos por todas estas acciones suelen decirte: -es usted el mejor, lo quiero mucho, me gusta su clase-, palabras que hacen eco en ti, florecen y te motivan permanentemente a dar tu mejor esfuerzo como profesor de grupo.

 

Quiero en esta oportunidad mencionar una experiencia grata con un niño de mi escuela primaria en donde soy director y que ejemplifica lo emotivo y sinceros que los estudiantes llegan a ser con todos aquellos que les inspiran confianza:

Platicando con dos profesoras de la escuela primaria Benito Juárez García (brindando información técnica), estaba un niño a lado mío escondiéndose y sujetándose de mi cintura, ya que él jugaba a las atrapadas con otros compañeros, le comenté -hijo pero abrázame bien, que me encantan los abrazos-, este niño se ríe y se va, después de 10 minutos (cuando termina el recreo) se acerca sigilosamente por mi espalda, ya que continuaba hablando con las maestras, me toma por la cintura sorpresivamente y me abraza repitiendo -ahí están sus abrazos director-, se cuelga de mí, se ríe y se va-. Tremenda lección adquirí ese día.

La docencia en los primeros grados escolares puedo afirmar categóricamente que solicita cualidades y cierta sensibilidad de los responsables de grupo, personajes que coadyuvarán a promover situaciones idóneas favoreciendo una pertinente convivencia humana entre todos, para ello el profesor no debe dejar pasar cada expresión, mirada, palabra, dibujo e incluso hasta abrazos que son las formas en que se comunican los infantes y nos proporcionan variada información, que hábilmente debemos interpretar.