Reencuentro
Lejos fue que se urdieron nuestros destinos,
tus manos sobre mis manos…
la vibración en alto de nuestros cuerpos
en todas las piedras tu nombre.
Son lascas azules la invitación a sonreír frente al espejo;
a pesar de la sonrisa maltrecha… sonrisa fingida… recortado rostro en la almohada.
Espejos y rostros de ángeles cruzan el azogue,
días arden ilusiones…
la aurora ciega ojos y pestañas, mariposas, montan caracolas marinas,
el jade cuelga de mi cuello. No me abandona.
Sueño en algas de amor… abandonado al silencio. Reclamo pedazos de infinito.
Da viento a nuestras alas, extremo de nuestros cuerpos…
y sortijas de mis manos emana la fragancia del perfume que obsede en gardenias,
en ojos de silencio.
Y jardines rozan mi cuello y lluvia de jacintos.