La palabra nombra
La arena se arrastra disuelta por granos azucarados.
Amanecer de volutas, flores perfumadas.
Igual hay un rincón para sonreír.
Sin tremar por causas de vida; soliloquio alegre.
En crujir del tiempo y espacio,
gotea amor sin reticencia;
La curva de tus senos, atrapa hojas secas, granos de sílice, brisa de mar.
Cuál hijos del día noche;
inicia amistad.
Mojando en labios en ríos, no nacidos. Casi muero célibe.
Con la alborada asoman tus pestañas.
Colman mis ojos doncellas níveas, ruborizan la danza, las caricias anudados besos,
horadan larvas de vida, adornados cabellos,
concitan a la memoria.
En la alteridad, de la sombra,
Tu cuerpo rememoro, la palabra … Te nombra, desposeído de ti.
Te nombra, se propala de mi mano inconsútil.
Bulle la sombra; ahora tu imagen es descrita.
Cesa vuelve a ser símbolo.
Lo que dice y tiene que callar…
en la perdida penumbra de los espejos del mar.