INTERSTICIO
Te extraño cuál noche sin estrellas, días sin Sol.
En penumbra la tristeza de mis iris…
sin tu delicada silueta ausente de mi horizonte…
En el limen de mí
de la madrugada
un fin de semana, donde pesan el paso de… los días,
esperando seas tú entre dos luces; tus brazos,
luego un círculo cerrado de un abrazo.
Una madrugada devastada, por mil constelaciones.
Un radio que apenas se escucha.
Alguien me lleva en la memoria siempre,
rompe los hastíos, saudades.
Vuelve el encuentro entrañable del amor,
la desgastada mañana, con lluvia, relámpagos,
nubes que lloran anuncian sus mandatos.
Un nuevo clarecer… nuevas promesas… no cumplidas,
peleas baladíes, caricias nuevas.
Perpleja arrojas tu cuerpo, sediento, nuevamente.
Mi luz esencia amorosa… añoramos que no transcurra el tiempo…
develamos una imagen en la cabecera del Tálamo…
reverenciamos el goce de tenernos,
trastocando la habitación de zapatos y ropa en desorden,
encontramos el crepúsculo al llegar la tarde…
antes y después de otras tardes, encendido… sumisa a la espera.
Sólo en tus ojos adivino la noche de otras noches.
La palabra olvidada;
pan de amor porque las manos y los dedos lo dicen todo.
La hora del coito; el llanto resguardado… en la mariposa de tus párpados,
al llegar la hora del sueño.
El aleteo de tus piernas; suspirando,
repito tu nombre, en la primera luz del día,
gran desafío de la mañana.