Historias que contar
Doña Elba, matrimonio
Carlos Sevilla
En la columna Bajo Reserva, de El Universal, se publicó que la maestra Elba Esther Gordillo, quien fuera dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), había cumplido 77 años, lo cual le valdría una entendible felicitación, pero, además, que el viernes se casaba por lo civil y el sábado, como hoy, por la iglesia.
Se precisó que el novio era un abogado, Luis Antonio Lagunas, de 36 años, quien fue su defensor y logró su liberación. Ya organizaban un festejo acompañándolos 150 invitados.
También, textual: “…nos aseguran que ella ha hecho las paces con su hija, su yerno y su nieto”.
Originaria de Comitán, Chiapas, -el 6 de febrero de 1945- realzó carrera en el SNTE del que ocupo la presidencia de 1989, sucediendo a Carlos Jonguitud Barrios, hasta 2013.
Priista, en tres ocasiones fue diputada federal, senadora y secretaria general. Posteriormente lideresa del Partido Nueva Alianza.
Entre 2013 y 2018, enfrentó procesos jurídicos por lavado de dinero y delincuencia organizada. Fue encarcelada en el Reclusorio Femenil de Tepepan. Después se mantuvo en arresto domiciliario hasta que en agosto de 2018 fue liberada por un Juez del Primer Tribunal Unitario.
Don Adolfo, sorpresa
Hay sucesos en la historia contemporánea de México que paulatinamente marcan el calendario año tras año, y que se han disminuido en el recuerdo.
Uno, la mar de interesante, lo cuenta Erasmo Fernández de Mendoza, periodista reconocido, en su libro Conjuras Sexenales, 50 años de política a la mexicana, de Ediciones B. S.A. de C.V., con primera edición en octubre, 2007.
Analiza aquellos días de 1957, cercanos a que se definiera quien iba a ser el sucesor del entonces Presidente de la República, Adolfo Ruiz Cortines.
Aparejado surgió el curioso término de El Tapado, que apareciera en un cartón del caricaturista, muy fino, Abel Quezada.
Para don Adolfo, veracruzano y excelente jugador de dominó, llegaba el tiempo que decidiera quien iba a ser su candidato, el del PRI.
Paulatinamente, a través de algunas sutiles manifestaciones, y otras no yantas, pareció que se inclinaba por el secretario de Agricultura y Ganadería, Gilberto Flores Muñoz.
Una vez, el casi destapado, tras reunión con el Presidente, salió convencido de que era el “bueno”, hasta que la decisión cambió y el primero de diciembre de 1958, tomó posesión Adolfo López Mateos.
Ese día, Flores Muñoz salió con Ruiz Cortines hasta su casa y ya para entrar, delante de ayudantes y guaruras, le espetó: “Don Adolfo, hasta el momento lo he acompañado a usted y he sido su fiel servidor, pero ahora…vaya usted y tizne a su….” Y dio media vuelta y se fue.
Comprensible, nunca volvieron a cruzar palabra.
“Veintidós años después, en 1980, una noche, Gilberto Flores Muñoz de 71 años, dormía junto a su esposa, doña María Asunción Izquierdo cuando fueron sorprendidos por un intruso que los masacró a machetazos hasta provocarles una muerte espantosa.
“Empezaron las investigaciones y se descubrió que el asesino había sido…el nieto de Flores- Izquierdo, Gilberto Flores Alavés, quien fue juzgado y condenado por crimen”.
En la cárcel, Gilberto III se dedicó a escribir novelas sobre asesinatos. Fernández de Mendoza refirió:
“Una estupenda defensa legal pagada por su madre, el reconocido galeno Gilberto Flores Izquierdo, logró unos años después que el nieto saliera libre y ahí anduvo feliz y despreocupado después de haberles quitado la vida a sus “queridos abuelos”.