Víctor de Regil
En el ámbito político, un elemento la condición del piso parejo en contiendas proselitistas, casi nunca cumplida y siempre anhelada, encuentra hasta el momento, pulcritud en Puebla, con el gobierno de Sergio Salomón Céspedes. La reciente visita del presidenciable Marcelo Ebrard Casaubon fue un ejercicio de equilibrio, difícil de conseguir, que mostró la imparcialidad que aquí se vive.
Este escenario, que procura el mandatario poblano, además está muy cuidado. No exhibe ni un bache.
El titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Marcelo Ebrard, se sintió en Puebla como en casa.
La operación para cobijarlo, con el apoyo de miles de poblanos, fue exitosa.
La cifra varía según quien cuente la historia. Las matemáticas en estos actos masivos de apoyo también dependen del cristal con que se miren.
El Partido Verde Ecologista de México (PVEM) poblano cumplió bien. Lo hizo a pesar de que a nivel nacional ya se ha pronunciado la jerarquía verdeecologista por Claudia Sheinbaum.
El diputado federal poblano Juan Carlos Natale hizo su trabajo. Tuvo manos eficientes, como las del líder verde en la capital poblana, Ricardo Chavero. La respuesta de los marcelistas poblanos fue notable.
El canciller tuvo en el Centro Expositor de Los Fuertes, una de sus mejores jornadas, desde que fue enlistado como posible sucesor de Andrés Manuel López Obrador.
Ante los asistentes, presumió su lugar en las encuestas. Según él, es el puntero.
Habrá que decir que el Gobierno del Estado de Puebla no metió la mano para la concentración. La dejó correr al natural.
Donde sí se vio esa mano, equilibrada, fue en el contexto más oficial de la visita de Ebrard.
A la comida que se organizó en Casa Puebla, fueron invitadas las bancadas locales y federal de diputados de Morena.
Los discursos fueron sobrios, aunque llenos de esencia. Marcelo reconoció la pluralidad política de Sergio Salomón Céspedes Peregrina.
El gobernador hizo la reflexión de que no se trata de ver quién quiere, sino más bien quién puede encabezar el país. Los dos se lanzaron halagos.
A muchos llamó la atención que, entre los invitados y en la mesa principal estuvo el coordinador de los diputados de Morena, Ignacio Mier Velazco.
Los falsos agoreros adelantaron pronósticos y canturrearon hipótesis. Les duró el gusto unas horas.
Luego de la comida, vino el acto oficial de inauguración de las oficinas de pasaportes de Tepeaca.
Se consiguió gracias a la gestión que, como presidente municipal, arrancó el hoy gobernador poblano.
Un logro que le da mucho gusto. Ahí, en su propia tierra, el invitado fue otro.
El presidente del Senado de la República, Alejandro Armenta, estuvo en el presídium. Recibió la atención de los asistentes.
Las hipótesis, los pronósticos y las apuestas que muchos habían hecho, apenas hacía unas horas, respecto de la presencia de Ignacio Mier en la comida, terminaron en el suelo.
Sergio Salomón dejó en claro que en Puebla se recibe a todos. Se dialoga con todos. Se toma en cuenta a todos.
Que los brazos se abren por igual a todos los aspirantes. Que aquí lo del piso parejo no es una cantaleta.
Ha recibido el gobernador a Claudia Sheinbaum, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México. A Adán Augusto López Hernández, el secretario de Gobernación federal. Ahora llegó el turno al canciller Marcelo Ebrard.
En el tono del trato, en el contexto de la lucha por la candidatura de Morena a la gubernatura, es el mismo para Alejandro que para Ignacio, incluso para el mismo Julio Huerta quien, dicen, es el “favorito” del gobernador.