José Antonio López Sosa
Colombia dio un cambio histórico en materia política, ganó la izquierda y Gustavo Petro es presidente de la república frente a un clima de polarización, pero en medio de una nación con grandes expectativas.
El presidente Petro tiene todos los elementos para hacer un cambio sustancial sí y solo sí, logra reconciliar a los colombianos independientemente de su filiación política y su visión económica, si llega a confrontar o cobrar facturas caducas, el proceso se convertirá en una maniobra polarizadora donde lejos de trabajar todos por el país, la política se convierte en una arena medieval donde los unos luchan contra los otros de forma permanente y, de esos ejemplos fallidos ya hay muchos en el continente, Venezuela el más triste de todos.
Me parece que Petro puede ser ese hombre conciliador que escuche a todos los colombianos y de ese paso que necesita aquel país, tras años bajo el yugo de una rancia derecha que tuvo logros, sin lugar a dudas –mayormente con Juan Manuel Santos—pero que no pudo separarse del control en diversas áreas de Álvaro Uribe.
El futuro próximo definirá si Petro logra o no el cometido, en política nada es garantía, independientemente de los discursos, propuestas o compromisos, lo que vale son solo los hechos cuando alguien asume el poder.
Pero, ¿qué tiene que ver la Dra. Beatriz Gutiérrez Muller con Petro? que la cito en el encabezado de esta columna, la respuesta es nada y, la misma sorpresa nos llevamos al verla como representante personal del presidente López Obrador en la toma de posesión de Petro.
La Dra. Gutiérrez Muller no es funcionaria pública, ¿con qué base va a representar al presidente de México en un acto protocolario en otro país?, para eso está en canciller Marcelo Ebrard, que estuvo en Bogotá representando –hasta donde entiendo—al gobierno de México. Si la Dra. Gutiérrez Muller quería viajar a Bogotá estaba en su pleno derecho, pero sin una investidura oficial del gobierno mexicano porque no ocupa ningún cargo, pero estuvo ahí, sentada con los otros presidentes e invitados especiales, ¿a honras de qué?, me pregunto.
Por un momento recordé a Marthita Sahagún de Fox y algunos de sus arrebatos protagónicos en la administración de Vicente Fox