Gonzalo Valenzuela. Oasis

Importancia del tiempo

Cuida los minutos, pues las horas ya cuidarán de sí mismas
— Lord Chesterfield. Político y escritor inglés (1694-1773)

La verdadera naturaleza del tiempo es un misterio. El concepto actual proviene de los campos más avanzados de la astronomía y la física. El tiempo no sólo rige tus actividades, sino tu ser mismo, pues todo lo que experimentas en la vida sucede en su discurrir. Los cambios que trae consigo, se ven reflejados en tu cuerpo, en tu mente, pero no en tu espíritu.

La importancia del tiempo estriba en saber aprovecharlo, administrarlo y dejar una huella positiva e indeleble de tu paso en esta vida, aunque te veas afectado por el tiempo, tú también puedes influir en él, haciendo que sea más disfrutable e intemporal.

Has notado que cuando haces algo con amor, con entusiasmo e imprimes el verdadero sello de tu ser, el tiempo deja de fluir, o por lo menos, dejas de percibirlo, nadas en un tiempo sin tiempo y resulta una experiencia trascendente y exitosa.

La importancia del tiempo radica en el sentido que des a tu espacio vital, la esfera del tiempo intriga a las mentes humanas desde la antigüedad, los griegos creían que era algo cíclico y que cuando todos los cuerpos celestes volvieran a sus posiciones originales, todo volvería a ser como en el principio e iniciaría de nuevo la existencia. Otras culturas, en cambio, conciben al tiempo en forma lineal, con un principio y un final.

Intenta entender lo valioso que es tener un depósito diario de mil cuatrocientos cuarenta valiosos minutos, con la única condición de que los utilices el mismo día, no son acumulables. La decisión que tomes sobre la forma de utilizarlos, es lo que marcará la diferencia en tu realización personal, profesional y en todas las áreas de tu vida, es lo que le dará sentido.

En la era del racionalismo, el físico Isaac Newton afirmó que el tiempo existía independientemente de la mente humana y los objetos materiales, que fluía por sí mismo. El filósofo Emmanuel Kant, al contrario, propuso que el tiempo era una invención humana que se proyectaba sobre el universo.

Lo cierto es que el tiempo se percibe de manera subjetiva, por ejemplo, es muy distinto pasar un minuto bajo el agua, que estar un minuto jugando con los amigos o haciendo algo que realmente disfrutes. El fluir del tiempo lo percibes a partir de los cambios manifestados en tu cuerpo, en tu forma de pensar y sentir, pero no en tu espíritu; ese no envejece, es inmortal y eterno, la herrumbre y la polilla no le afectan.

El tiempo es el mejor aliado para sanar viejas heridas, nos permite advertir la sucesión de numerosos acontecimientos, algunos de tipo astronómico, como la salida y puesta de sol o la sucesión de las estaciones. Las distintas culturas han creado diversas maneras de medir el tiempo, valiéndose de tecnología específica para ello; como son los relojes y los calendarios, que aún hoy son utilizados. La historia se vale de estas convenciones creadas por el hombre, para situar los procesos y los sucesos en el pasado.

El secreto de la vida plena está en vivir el aquí y el ahora, sin olvidar que eres —un ser espiritual viviendo una experiencia humana—, el sufrimiento nace de una mente que salta de una cosa a otra, que se lamenta del pasado o se preocupa por el futuro y se olvida, que todo cambio se realiza en el presente y —cada instante es el más importante, porque es el primero del resto de tu vida—.

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