Glenda Castillo. (Veracruz, México. 1969). Poeta y narradora. Concluyó la Maestría en Educación en el 2014. Autora de los libros La mujer que escapa de noche, cuentos y relatos, IVEC, 2010; Mientras la lluvia pasa, poesía, UEEV, 2013; Trashumantes, narrativa breve, Conciertos Líricos AC, 2019. Su obra ha sido publicada en diversos medios periodísticos impresos y virtuales además de ser incluida en varias antologías. Cofundadora de la Biblioteca Comunitaria en Joliet, Oaxaca, 2019. Coordinadora en Xilonen, Colectivo Cultural y en «Poetas de la Escollera», actividades culturales interdisciplinarias realizadas, al aire libre, en Playa Regatas.
Del poemario “Mientras la lluvia pasa”.
UEEV, 2013. Veracruz, México.
LA GENTE SOLA
En el siglo de la gente sola
se hace el amor por la computadora:
online gemidos,
la pantalla estorba
¡I pod, I phone! Son los ayes del ahora.
En la familia de la gente sola
los hijos sobran, los viejos estorban
¡Libertad!
nuevos derechos humanos se enarbolan:
Al aborto y los asilos COGRA.
En las escuelas de la gente sola
el bullying es la conjugación de moda:
Tú me pegas, yo te pego,
si los se dejan,
ellos se pegan y lo subirán al Facebook.
En el condado de la gente sola
se detienen un poco las auroras;
la luz irrumpe en el confín lejano
después de muros,
alambres y soldados.
En los jardines de la gente sola
únicamente florecen amapolas,
diazepanes, evadines
y, en el menor de los casos, coca colas.
En el silencio de la gente sola
opina el eco de la ametralladora;
las ideas se doblan ante el secuestro
mutiladas y sin forma.
En el arte de la gente sola
narconovelas, narcocorridos,
narcoliteratura;
incongruente aleación:
Barbarie más cultura
favorece narcóticas posturas.
En la muerte de la gente sola
una hilera de ataúdes llora
vacío de dolores,
presencia de miedos,
ausencia de deudos:
los vivos desconocen a sus muertos.
En la recámara,
una mano sola
al compás de antiguo vals evoluciona
en la pared,
acompañada por las sombras.